Nochebuena en el templo

Tercer año consecutivo de este concierto flamenco de Navidad en Fuenlabrada ante el singular retablo churrigueresco del templo de San Esteban. .En esta ocasión no fue una obra unitaria como en los años anteriores, un concierto o una misa, sino la interpretación de distintos estilos del cante y baile flamencos con el remate de los villancicos y los cantes por bulerías tradicionales de los gitanos de Jerez en estas fiestas. Los ecos del Niño Gloria, que creó escuela en la especialidad; el clásico La Virgen va caminando en distintas variaciones, y finalmente la Fiesta de Manué -que así llaman los gitanos al niño- por bulerías, en la que brilla todo el esplendor y el arte genuino que los gitanos jerezanos ponen en estas -celebraciones.

Durante una buena parte del espectáculo el recinto del templo se convirtió en escenario de una forma ingenua y sumamente gratificante de expresar su fe las gentes sencillas que habitualmente ofician el flamenco en Jerez, de donde llegó para la ocasión un estupendo grupo en que Grilo puso su arte bailaor por bulerías, y Chelo Pantoja y Juañares su cante sincero. Se creó un ambiente de gran espontaneidad entre todos los participantes, a los sones de un compás electrizante, tanto que doña Pilar López, quien estaba como espectadora en el recinto, no pudo contenerse y puso la guinda final de un baile sembrado de elegancia y señorío.

Magia y duende

Pero antes de este final exultante habíamos visto y oído gran arte flamenco. La música de Gerardo Núñez es siempre brillante y compleja, con una increíble capacidad para aprehender,y transmitir en sus notas la magia y el duende de los sonidos flamencos. En noche de particular inspiración, recorrió todo el arco posible de la guitarra flamenca, partiendo de soleares y granaina en solitario, en las que su lenguaje fue especialmente Jondo.Carmen Cortés bailó de maravilla. Su figura austera, su baile de un seco dramatismo -la siguiriya, siempre la siguiriya-, su economía de recursos expresivos, encajaron perfectamente en el marco solemne que tenía como telón de fondo el bellísimo retablo religioso. La figura de la Cortés parecía en algunos momentos una más de la escueta imaginería alí presente.

Todos los demás, hay que decirlo porque es justo, estuvieron a la enorme altura que Núñez y la Cortés impusieron. Buen cante, excelente música, se conjuntaron en ese todo armónico que es el espectáculo flamenco cuando se hace con verdad y con arte. Los hubo a raudales esta noche de gracia en Fuenlabrada, en que los ángeles jondos -y no quiero hacer un juego de palabras- se cieron cita en recinto sagrado.