Los velos de Salomé
Tras el bíblico Mesías llegaron los relativamente bíblicos velos de la princesa Salomé, según los entendieron Óscar Wilde y Ricardo Strauss. Estos velos, cuando se estrenaron en el teatro Real en 19 10, hicieron decir a algún político célebre que le habían hecho olvidar la sesión del Congreso. Bien es verdad que no todos participaban de tan halagüeña opinión y hubo opinantes que vieron en Salomé "una droga malsana" o un "ruido tras ruido". Y se cuenta que Alfonso XIII, no demasiado melómano, felicitó al empresario de esta guisa: "Enhorabuena; al fin has encontrado algo más pesado que Wagner".En la pieza, de incomensurable tensión, de orquestación cuyas huellas pisarían tantos otros y de su p*erlativa solución del trinomio música-palabra-psicología, Strauss se planta en la cabecera del teatro lírico posterior a Wagner y en no poco, su deudor.
Orquesta Sinfónica de RTV Española
Director: A. Ros Marbá. Solista: S. Hinshaw, soprano. Obras de Beethoven y Strauss. Auditorio Nacional, Madrid, 19 y 20 de diciembre.
Magistral
Antoni Ros Marbá hace Salomé de forma magistral. Destaca toda la plasticidad de la partitura, establece sabiamente el juego de tensiones, explota al máximo los componentes trágico-líricos y hasta salva aquellos pasajes de raíz algo vulgar que ya el compositor se encargó de enaltecer a través de S'us dominadores procedimientos. En la estremecedora danza de los velos, el breve motivo básico, no es otra cosa que un diseño de El barbero de Sevilla, cosa que Strauss lo sabía tan bien que cuando, durante un viaje, el maestro José Lasalle insistió en el tarareo del motivo, don Ricardo continuó con Rossin¡ como diciéndole "ya lo sé hombre, ya lo sé". Pero en música suele ser más importante lo que se hace con los temas que los temas mismos. También veremos reaparecer a Rossini en Stravinski y, sin embargo, en cada caso, los resultados son abismalmente diferentes. Tras ese soberbio trozo sinfónico que es la danza, Ros Marbá dirigió la escena final, para la que contó con la voz hermosa y el estilo incisivo de Susan Hinshaw, la Salomé del Liceo esta temporada y la que fue célebre Magda en El cónsul, en Chicago. Se trata de una artista operística completa, sin pujos de divina, pero de una eficacia admirable.Antes, el maestro barcelonés, logré una Segunda -sinfonía de Beethoven limpia, transparente y yo diría que práctica por cuanto se alcanzaron los mejores resultados posibles. Lleno en el Monumental y grandes aplausos para todos, incluida muy especialmente la Sinfónica de RTVE, que trabajó con flexibilidad y voluntad de perfección.
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