_
_
_
_
_

Francia tendrá en 1992 un código bioético para proteger el patrimonio genético

Tres ministros franceses han presentado a su Gobierno un texto a partir del cual se puedan establecer una serie de medidas legales respecto a cuestiones de bioética. Los tres ministerios afectados -Asuntos Sociales, Investigación y Justicia- aseguran "no desear una ley completa y detallada ante una ciencia que está modificando la vida, sino tan sólo un marco que establezca unos principios generales y una serie de leyes concretas sobre problemas urgentes". Hasta ahora sólo Alemania, y España parcialmente, han legislado en este terreno.

Los grandes principios que servirán de marco para las leyes sobre bioética que el Parlamento discutirá la primavera del 92 son los siguientes: a) La no comercialización del cuerpo humano; b) el respeto a la persona y, por consiguiente, la necesidad de su consentimiento antes de cualquier intervención; c) el respeto del patrimonio genético humano.El primer principio debe servir para regular la cuestión de los trasplantes y la donación de órganos. El Gobierno francés se dispone a perseguir a quienes hagan negocio y tráfico con órganos humanos, estableciendo sanciones penales contra ellos. También se ha optado por restringir la procreación asistida médicamente (PAM), técnica destinada a permitir tener hijos a parejas con problemas de esterilidad. El criterio para rechazar la demanda de fecundación asistida por parte de mujeres solas o sin pareja estable consiste en considerar la PAM como un acto médico y no como un acto social, como una manera de resolver la esterilidad y no como una nueva forma de alcanzar el embarazo. Al respecto, el comité de ética ha recordado el gran número de niños sin padres que pudieran ser adoptados. En cuanto a las madres de alquiler, en Francia existe ya jurisprudencia contraria a su legalización y ahora se van a establecer sanciones contra las personas que organicen el alquiler de úteros.

Ingeniería genética

Los ministros quieren fijar una "ética de la donación y una "ética de la utilización", voluntad que podría ir en contra de una directiva de la CE que califica la sangre humana de "materia prima". No hay que olvidar que en determinados países -entre ellos Alemania y Estados Unidos- los donantes de sangre son remunerados, situación que Francia desaprueba y ahora condenará legalmente.Los avances de la llamada ingeniería genética también son contemplados por el proyecto de ley francés, que ya abordi la cuestión al formular el tercero de los grandes principios rectores. La ingeniería genética puede permitir curar enfermedades ahora incurables, reconstruir tejidos dafiados o descubrir defectos y enfermedades en el embrión humano, pero también puede propiciar prácticas eugenésicas, como escoger los hijos a la carta y favorecer ciertas características en detrimento de otras. Se ha llegado a escribir que los progresos en esos dominios "enviaban a Dios al paro" para resaltar el poder creador de que se está dotando el hombre.

La ley quiere evitar desbordamientos, impedir la entrada de criterios comerciales donde deben primar los criterios científicos y humanos. En este sentido va el que sólo se acepten los tests genéticos para personas cuando los hagan necesarios investigaciones judiciales, ámbito en el que pueden desempeñar un papel decisivo para identificar una persona, o determinar la culpabilidad o inocencia de un investigado.La ley contemplará también cómo conciliar las necesarias encuestas epidemiológicas con el derecho al secreto que merece cualquier enfermo para evitar discriminaciones. Actualmente, todas las encuestas sobre la salud de los ciudadanos franceses pueden considerarse ilegales y está formalmente prohibido servirse de los ficheros de hospitales y clínicas, incluso cuando dichas encuestas tienen por único objeto servir de base para la investigación científica y garantizar la salud de la población.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_