El catastro, ahora peor

Nos amenaza de nuevo el alza de los valores catastrales que con todo acierto se anuló a finales dePasa a la página siguiente

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1989, y que si por fin se lleva a cabo tendrá consecuencias aún más lesivas que las que hubiera acarreado con anterioridad, porque esas consecuencias se añadirán ahora a las verdaderamente desastrosas que va a desencadenar el denominado impuesto sobre actividades económicas, que tampoco debiera ponerse en práctica, tal y como viene pidiéndose desde los más diversos sectores sociales y empresariales.

Cualquiera de esas dos medidas, la subida de los valores catastrales o la implantación del impuesto sobre actividades económicas, bastaría por sí sola para encarecer sensiblemente el coste de la vida y para provocar el cierre de un gran número de comercios, industrias y servicios y el despido de muchos trabajadores, así como para enconar más aún los graves problemas que han creado la especulación y los excesos de la presión tributaria en la vivienda y los alquileres y en el mercado inmobiliario en general. Así que es para echarse a temblar ante lo que puede traemos la nueva escalada de los valores catastrales, unida a ese leonino y regresivo impuesto sobre actividades económicas.- Madrid.