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El naufragio de la URSS arrastra a Cuba

La URSS ha reducido en dos terceras partes sus exportaciones a Cuba en 1991 y disminuirá todavía más los suministros a la isla en el año próximo, según adelanta un alto funcionario de la Embajada soviética en La Habana. La situación ha sumido a Cuba en una postración económica que no hace si no agravarse. Los cubanos no pueden esperar ayuda de sus antiguos socios porque estos mismos reconocen que debería ser Cuba la que les echara un cable.

La Unión Soviética había exportado a Cuba hasta el pasado 1 de noviembre productos por un valor de 1.423 millones de rublos (equivalente en dólares), menos de la tercera parte de lo suministrado a las autoridades de la isla en 1989, 4.618 millones de rublos. Si a esto se le suma que en 1991 la URSS importó de Cuba sólo una cuarta parte de las mercancías adquiridas hace dos años a precios muy inferiores, y además se tiene en cuenta que Cuba realizaba el 80% de su comercio con la Unión Soviética, queda clara la magnitud del golpe sufrido por la economía cubana.Conforme la URSS ha ido abandonando a los cubanos a su suerte, el Gobierno les ha ido apretando el cinturón. Primero, una drástica reducción del consumo del combustible en fábricas, empresas y automóviles estatales, extendida luego a los coches particulares, y acompañada más tarde del racionamiento de la mayoría de los alimentos y los artículos de consumo.

La zafra, principal fuente de la exportación isleña, al generar el 80% de las divisas convertibles de Cuba, lleva ya dos meses de retraso y aún no se ha iniciado por falta de petróleo, lo mismo que la recolección de otros productos agrícolas. Y el azúcar que Moscú iba a pagara 320 dólares en 1992, quizás no pase de los 220, frente a los 520 que la Comunidad Europea abona en virtud del Tratado de Lomé.

Cultivar solares

De este modo se ha producido un continuo goteo de medidas de choque -recomendación de cultivar en la capital todos los terrenos disponibles, entrega de pollos a los habaneros para que los críen ellos mismos en sus casas, racionamiento de ron, cigarros...-, hasta llegar a hoy, cuando faltan dos semanas para que termine el año y no hay ningún acuerdo firmado con la URSS."¿Con quién va a firmar un acuerdo en las condiciones de nuestro país?", se pregunta otro diplomático soviético acreditado en La Habana. "Si lo que tendría que hacer Cuba es prestarnos ayuda humanitaria". Y es cierto. Si no, que se lo digan al ministro cubano de Comercio Exterior, Ricardo Cabrisas, quien se ha pasado todo el año viajando a la URSS para conseguir acuerdos, y en varias ocasiones se ha encontrado con que la institución o la persona con quien había firmado desaparecían del mapa soviético.

"Cuba debe estar preparada para recibir cada vez menos de la Unión Soviética", asegura el funcionario. "En primer lugar, porque nadie en la URSS defendería hoy los precios preferenciales para Cuba, cuando nosotros mismos tenemos que pedir ayuda humanitaria a Occidente. En segundo lugar, y fundamentalmente, porque si nosotros hemos cerrado ya varios aeropuertos en distintas repúblicas por falta de petróleo, cómo vamos a venderle petróleo subsidiado a Cuba".

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El petróleo, como ha dicho en más de una ocasión el presidente cubano, Fidel Castro, es el talón de Aquiles de la isla. Si hace cinco años Cuba pagaba ocho toneladas de petróleo con una de azúcar, en 1990 la proporción era exactamente la mitad. En 1992 Cuba no podrá conseguir más de 1,4 toneladas de crudo por esa misma tonelada, lo que significa que para obtener seis millones de toneladas de combustible -en la isla se consumen entre 8 y 10 anuales-, tendría que vender la mitad de su producción azucarera.

Así las cosas, el Gobierno cubano ha anunciado que se adoptarán nuevas medidas restrictivas para paliar la crisis, como el cierre de fábricas, los recortes en materia de seguridad social o la obligación de disminuir sensiblemente el consumo energético en los hogares cubanos, so pena de corte del servicio.

Y es que, a pocos días del fin de año, Cuba ya no espera nada de la Unión Soviética. Su antiguo aliado y su propia ineficiencia la han dejado al borde del colapso, y ahora está definitivamente sola en medio del racionamiento y frente al año más crucial y difícil de toda su historia.

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