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48 países suscriben la Carta Europea de la Energía

Isabel Ferrer

Un total de 48 países firmaron ayer en la Sala de los Caballeros del Parlamento holandés la Carta Europea de la Energía, primer paso hacia la consecución de un mercado energético integrado, capaz de unir a los países del Este y del Oeste del continente a través del intercambio de energía por tecnología. Si bien entre los signatarios aparecen las repúblicas soviéticas, ello no supone el reconocimiento formal de su independencia por parte de la CE, promotora del documento. Estados Unidos, que se adhiere a la iniciativa comunitaria, hizo idéntica salvedad minutos antes de que John Tuck, subsecretario de Energía, la rubricara.Ahora, la Carta precisa su traducción en un tratado legal y vinculante, que puede estar listo para su ratificación a finales de 1992.

Los intercambios

La idea de crear una comunidad paneuropea de la energía, a la que después se han adherido más países, surgió en el despacho del primer ministro holandés Ruud Lubbers, su padrino. Éste la presentó por vez primera durante la cumbre comunitaria de Dublín, en junio de 1989. Un año después, el proyecto fue propuesto en París a los participantes en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa.

Al final de la guerra fría, la CE concedía la Carta como una forma de diseñar la nueva Europa con el intercambio de petróleo, gas y carbón y tecnología entre el Este y el Oeste. Un dibujo perfilado luego a través del acuerdo entre la Comunidad y los siete países de la EFTA y el más reciente, alcanzado con Hungría, Polonia y Checoslovaquia.

En su estado actual, el acuerdo logrado ayer trata de estimular las inversiones extranjeras que tanto la ex URSS como los países del este y centro de Europa precisan para recuperar sus obsoletas industrias energéticas.

La Carta reconoce que los urgentes problemas registrados en la ex URSS y en otras zonas del este y centro de Europa obligarán a una aplicación escalonada. "A ello se une un concepto de no discriminación que facilitará las inversiones de entidades públicas y privadas occidentales". Estados Unidos prefiere que las empresas extranjeras disfruten de los mismos derechos que las nacionales a la hora de invertir capital. Durante las negociaciones para la redacción del futuro tratado este punto puede sufrir modificaciones. Antonio Cardoso e Cunha, comisario europeo para la Energía, señaló ayer, sin embargo, que todos los firmantes habían aceptado de momento la formulación actual.

Cardoso reconoció también que la Carta viene a suplir la falta del capítulo energético evidenciada en la pasada cumbre. de Maastricht. "Días después, muchos más países están aquí, lo que desde Estados Unidos a Japón, y desde Escandinavia hasta el sur de Europa pasando por los tres Estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) e incluso Australia. Ello muestra que la energía es esencial para la vitalidad de la sociedad".

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