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DESPUÉS DE MAASTRICHT

Un circulo vicioso

J. A. Las soluciones para enmarcar la economía española en línea con la cabeza de la Comunidad Europea se encuentran con auténtico círculos vicioso que está dificultando el ajuste en nuestro país. Para controlar la inflación, el Gobierno está insistiendo en moderación salarial y restricciones monetarias, mientras olvida al sector público como principal generador de alzas de precios.

Las políticas monetarias y de rentas se vienen chocando una y otra vez con la falta de una política fiscal que contribuya a mitigar la inflación. Por lo pronto, los Presupuestos de 1992 vienen a acentuar el problema, ya que los incrementos establecidos en el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) y los impuestos sobre el alcohol, el tabaco y los carburantes (especiales) tendrán un efecto inflacionario de entre un 0,8% y 0,9% durante el primer trimestre del año.

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Es muy difícil que, con ese handicap, se pueda reducir el IPC de forma considerable en 1992. Los objetivos oficiales de inflación no se podrán cumplir mientras no se actúe de forma drástica en política fiscal.

Deuda pública

Por otra parte, y a pesar de las continuas críticas realizadas por la oposición conservadora sobre el excesivo coste de la deuda pública, España está en línea con los países comunitarios más moderados en este sentido.

El 60% sobre el PIB impuesto en Maastricht es muy superior al 44,7% en que sitúa la deuda en nuestro país, muy en línea con Gran Bretaña e incluso Francia. Tan sólo el servicio de la deuda representa a estas alturas un riesgo en nuestro país, ya que aumenta el déficit público de forma considerable.

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