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CUMBRE DE MAASTRICHT

González cree que España será capa de aprobar en 1999 la reválida de la moneda Única

El presidente del Gobierno, Felipe González, abandonó ayer por la mañana la ciudad sede de la cumbre europea dispuesto a preparar a España para que pase con éxito el examen de révalida que le permitirá estar en esa vanguardia de Estados de la Comunidad Europea que, como tarde, contará a partir de¡ primero de enero de 1999 con una moneda única, el ecu (unidad de cuenta europea). Antes de finales de año el ministro de Economía, Carlos Solchaga, presentará ante el Congreso de los Diputados el plan de convergencia económica que, reconoció González, supondrá un inevitable esfuerzo de ajuste económico.

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La cumbre vista por sus protagonistas

rreo adversario de la petición española. Dos eran las exigencias españolas: la creación de un nuevo fondo del que se beneficiarán España, Irlanda, Portugal y Grecia, y el compromiso de tener en cuenta la prosperidad relativa de cada Estado a la hora de fijar su contribución a las arcas comunitarias.En la mañana del martes, Holanda había hecho una primera concesión a las tesis españolas incluyendo en el tratado el nuevo fondo, aunque restringía su uso al apoyo en los cuatro socios pobres a las políticas de medio ambiente y la construcción de infraestruciuras de transporte. España intentó en vano que el fóndo, que nacerá como tarde dentro de un año, pudiese servir para costear infraestructuras sanitarias y de educación.

Para poder acceder al nuevo fondo, los Estados miembros deberán tener una renta per capita al menos inferior en un 10% a la media comunitaria ~-la de España lo es en un 22%- y desarrollar planes de convergencia económica, con vistas a poder ingresar en la tercera fase de la unión económica y monetaria.

La segunda concesión holandesa. se concretó por la tarde cuando el primer ministro, Ruud Lubbers, propuso que la declaración que sugería hasta entonces añadir al tratado se convirtiese en un protocolo. Esta última fórmula tiene valor jurídico vinculante.

Los Doce se comprometen en la declaración a "tener más en cuenta la capacidad contributiva de los distintos Estados miembros en el sistema de recursos propios, así como a estudiar medios para corregir, para los Estados miembros menos prósperos, elementos degresivos que existen en el sistema actual de recursos propios".

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Una vez sentados los principios de solidaridad, le queda a España otra batalla por librar: lograr que se plasmen en las perspectivas financieras de la CE para el próximo quinquenio, que deberán ser aprobadas por unanimidad en una cumbre extraordinaria, la próxima primavera. En esta definitiva batalla, Espafía cuenta con un aliado de peso: la Comisión Europea.

Los logros de la delegación española en Maastriclit no significaÉ que España no corra aún el riesgo de ser contribuyente neto a la CE en 1992.

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