Arañando el objetivo del 25%
El proceso de descentralización uel poder político abierto hace 12 años, con la puesta en marcha de los estatutos de autonomía, ha llevado en poco más de una década a las 17 comunidades españolas a manejar un presupuesto billonario: 4,8 billones de pesetas en 1990. Según datosde la Dirección General de Coordinación con las Haciendas Territoriales, en 1984 las autonomías asumieron el 14,4% del gasto público total; en 1986, el l.7,2%; en 1988,* el 22,7% y en 1990 el 23,9%. En estos datos no se incluyen los gastos en pensiones ni el endeudamiento de las comunidades.La participación de las autonomías en el gasto público está ya muy cerca del reparto considerado ideal: 50% el Estado, 25% las autonomías y 25% las corporaciones locales. Una distribución tradicionalmente considerada como la mejor aproximación a un sistema federal. En el mismo periodo, el Estado ha reducido, su peso en el pastel del gasto desde el -72,6% en 1984 hasta el 59,6% en 1990, según un, estudio realizado por José María Martínez Caballero hasta hace unos días subdirector general del Ministerio de Economía y Hacienda.
Los grandes perdedores de la descentralización han sido los ayuntamientos y las diputaciones, que se han quedado prácticamente estancandos en el reparto de] gasto. En 1984 las coporaciones locales realizaron el 13% del gasto, en 1987 el 13,9%, y en 1990 el 16,5%.
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