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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reconocer a Croacia

ALEMANIA HA tomado la iniciativa de una política resuelta encaminada al reconocimiento de Eslovenia y de Croacia; y ha adoptado al mismo tiempo medidas drásticas para cortar sus relaciones comerciales y aéreas con Serbia. Después del presidente esloveno Kucan, el croata Franjo Tudjman ha sido recibido en Bonn por el canciller Kohl y su ministro de Exteriores, Genscher. Desde la proclamación de la independencia croata, el pasado 25 de junio, Alemania era favorable al reconocimiento de dicho Estado, empujada por una tradición diplomática que tiene raíces en la historia. Sin embargo, Bonn ha tenido en cuenta hasta ahora las reticencias de otros países de la CE y ha aceptado posponer el reconocimiento, con la esperanza de que éste se realice por una decisión conjunta de los Doce. Ahora, con el respaldo público de Italia, ha dado un paso que constituye una fuerte presión sobre los otros miembros de la CE.Nadie, ni siquiera los serbios, piensa ya en la supervivencia de una Yugoslavia como la que hemos conocido. Si acaso, en la posibilidad de una reagrupación sobre bases nuevas y tras una inevitable separación. Croacia y Eslovenia actúan ya con plena independencia, y la guerra ha creado tales brechas que apenas tienen sentido ya las razones de prudencia que aconsejaron retrasar un reconocimiento que de todas formas se sabía ineludible. Por otra parte, el Parlamento croata acaba de aprobar una ley que garantiza la autonomía política de las zonas de mayoría serbia. Decisión. tardía, a la vista de la influencia que ese asunto tuvo en el desencadenamiento de las hostilidades, pero en todo caso necesaria y positiva. Y que tal vez permita un planteamiento político, no militar, de los problemas.

Por otra parte, el informe de los observadores de la Comunidad Europea (CE) constituye una denuncia tajante de la "premeditada violencia agresiva en gran escala" del Ejército federal, hoy exclusivamente al servicio de Serbia. Para presionar a favor de una solución pacífica es preciso tomar medidas que reduzcan la capacidad ofensiva de ese Ejército. La CE ha decidido que las sanciones económicas adoptadas anteriormente se aplicarán desde ahora exclusivamente contra Serbia, con la intención de identificar al (principal) agresor. Pero Estados Unidos se ha negado a establecer esa distinción y sostiene una política de sanciones para todas las repúblicas.

Cyrus Vance, enviado especial del secretario general de la ONU, prosigue su gestión para lograr un alto el fuego y preparar el envío de cascos azules a las zonas donde se combate. Vance encuentra enormes dificultades. El general Kadijevic promete en Belgrado que se deja de bombardear, pero en Osijek siguen cayendo bombas. Los dirigentes serbios tienen que saber que ni Europa ni la ONU aceptarán unas fronteras conquistadas a sangre y fuego. El futuro se decidirá en una mesa de negociación, y para ello hace falta poner fin a las matanzas. Así, el reconocimiento de Croacia podría tener un efecto positivo si va acompañado de una acción política más intensa, en Belgrado y en Zagreb, para el envío de los cascos azules. En ese asunto, la exigencia croata de retirada previa del Ejército es absurda. El objetivo prioritario es asegurar que cesen los combates.

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