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ANTE LA CUMBRE DE MAASTRICHT

Delors: "Un mal acuerdo sería un fracaso"

Los Doce deben llegar a un acuerdo el martes en la cumbre de Maastricht, pero "no a cualquier precio", afirmó ayer en Bruselas el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors. España y el Reino Unido son los países que pueden dar el portazo en la reunión porque la cohesión, para el primero, y la política social, para el segundo, son los mayores obstáculos hacia un acuerdo. Los comisarios decidirán su respuesta, incluida la dimisión, si el tratado queda vacío de contenido. En la situación en que se encuentra el mundo, "la Comunidad no puede decepcionar, y un mal acuerdo sería igual que un fracaso", señaló.

La consecuencia de un compromiso insuficiente sería "un largo periodo de estancamiento, como demuestra la experiencia del pasado".Europa tiene a su alrededor, prosiguió Delors, graves problemas , como "la guerra en Yugoslavia, y quién sabe lo que pasará mañana en la Unión Soviética", en lo que se refiere al flanco del Este, así "como la presión demográfica, el retraso económico y la acumulación de armamentos" en el Magreb.

Los Doce, según Delors, deben "dar a Europa una auténtica personalidad política, y el proceso tiene que ser irreversible". Poner en el punto de mira la revisión de los acuerdos en 1996 representa una invitación a dar marcha atrás. En esa fecha, la Comunidad deberá modificar sus instituciones para dar cabida a nuevos socios. "Todo el mundo tiene los ojos puestos en nosotros, y la cumbre encargará a la Comisión Europea que prepare una estrategia de ampliación", manifestó.

Jacques Delors identificó 10 problemas que hacen imposible ser optimistas sobre el resultado de la cumbre. Además de la cohesión y de la política social, "la maquinaria prevista para la política exterior no va a funcionar". "Como mecánico, no como tutor, tengo que decir que el automóvil no marchará".

Unanimidad

La fórmula prevista por los Doce, según la cual el Consejo Europeo decidirá por unanimidad las modalidades de una acción común a aprobar después por mayoría, provocará que cada país utilice las peleas sobre protocolo e intendencia como escudo para evitar la definición de los intereses comunes.

En Maastricht, la política de seguridad común "ocupará muchas horas del debate, porque las ambigüedades entre Estados Unidos y Europa y entre los mismos europeos no han desaparecido a pesar de la cumbre de la OTAN". Falta por decidir si los Doce algún día se dotarán de una defensa común.

El recuento de problemas incluye las cláusulas de exclusión de la moneda única que, por diferentes motivos, plantean el Reino Unido y Dinamarca, el alcance de la codecisión legislativa a conceder al Parlamento Europeo, la cooperación judicial y el mantenimiento de la unanimidad en los temas esenciales de la política de grandes redes de infraestructuras, investigación y medio ambiente. En este último caso "se poduce una flagrante contradicción entre las tantísimas excepciones previstas y las palabras de los jefes de Gobierno".,

Frente a la fijación sobre los vetos británicos, Delors aconsejó también mirar hacia los países del Sur, que, como España, reclaman la solidaridad. En su opinión, algunos países han subestimado el problema. "La cohesión", a ojos de españoles, griegos, portugueses e irlandeses, "es uno de los puntos fundamentales del contrato de matrimonio y responde además a su concepción de la CE". Delors insistió en su postura a favor de garantizar en el tratado tanto un fondo estatal de convergencia como el principio de progresividad de acuerdo a la riqueza relativa a la hora de contribuir al presupuesto comunitario. La mayoría quiere sólo una declaración o, como máximo, un protocolo, y "la idea de modificar los tratados (introducir dos artículos de garantía) es minoritaria".

El presidente de la Comisión estuvo especialmente duro con la negativa británica a aceptar decisiones por mayoría en cualquier tema social. "Hasta los países menos desarrollados aceptan disposiciones mínimas y el argumento del Reino Unido de que aumentarán los costes de producción es risible; su oposición es política e ideológica".

Delors alertó sobre la falsa idea de que el Reino Unido va a ser el único problema. Incluso minimizó el escollo de la "vocación federal" que rechaza el Reino Unido porque la respuesta es la misma para todos: saber si están dispuestos a "compartir el ejercicio de la soberanía, tener una moneda única y actuar en común en política exterior". "La unión hace la fuerza", añadió, "y el federalismo es un sistema de reparto de poderes y la mejor garantía contra una Comisión Europea loca".

[La ministra Portavoz española, Rosa Conde, declaró ayer que Madrid sabe que su posición sobre la cohesión social "tiene dificultades", aunque algunos países la apoyan, informa Efe].

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