La CE, considera que la rigidez del mercado de trabajo español impide reducir el desempleo

La rigidez del mercado de trabajo es uno de los principales problemas a los que se enfrenta la economía española, según el análisis por países que la Comisión Europea ha realizado como anexo al informe económico anual que se hizo público el miércoles. Según la Comisión, esa rigidez dificulta cualquier mejora de la competitividad de la economía española y opera en contra de la creación de empleo.

El análisis sobre la economía española que ha realizado la Comisión Europea básicamente coincide con el que defiende el Gobierno desde el Ministerio de Economía. Comparte que el próximo año será mejor que éste tanto en crecimiento económico como en creación de empleo por la Expo y los Juegos Olímpicos; defiende que el fallido pacto social de progreso propuesto por el Gobierno habría sido una oportunidad para mejorar la competitividad de la economía española, e insiste en que la política de enfriamiento adoptada desde mediados de 1989 era necesaria y ha dado, resultados.Las mejoras de competitividas son especialmente necesarias, según la Comisión, en el mercado de trabajo y en el sector servicios.

En el primero, la CE critica "la ausencia de movilidad regional y profesional del empleo, la ausencia, de un diferencial salarial entre regiones, los deficientes programas educativos y de formación profesional, las grandes diferencias salariales y la segmentación del mercado entre los trabajadores que tienen un empleo fijo y los eventuales". Todos estos fallos, añade el informe, "explican por qué los salarios nominales no son capaces de responder a los elevados y persistentes niveles de desempleo".

Sector servicios

La escasa competitividad del sector servicios permite que "las presiones sobre sus costes se trasladen automáticamente a precios más altos". Según la Comisión, éste es el sector más inflacionista y el que hace más difícil cualquier reducción adicional en el déficit exterior. Con todo, el informe de la Comisión destaca que uno de los desequilibrios que mejor se está controlando en España es el del sector exterior. La disminución del déficit es el resultado, añade el informe, tanto del estancamiento de las importaciones como del aumento de las exportaciones.

La reducción del déficit exterior -que quedará este año en el entorno del 3% del producto interior bruto- contrasta con la dificultad para rebajar el déficit público. La Comisión destaca aquí que el Gobierno español ha pospuesto sin fecha fija el objetivo de déficit cero, inicialmente previsto para 1992 y llama la atención sobre el impacto del fraude fiscal en la recaudación, En el informe se afirma que "el persistente fraude fiscal es uno de los factores que contribuyen a las dificultades para reducir el déficit de forma sustancial". La parte positiva del déficit es el peso de la inversión en infraestructuras.

Tras estas matizaciones, la cuantificación del déficit público global (Estado, comunidades autónomas y corporaciones locales) que ofrece la Comisión es superior a la prevista por el Ministerio de Economía. Mientras que la Comisión Europea calcula que esa cifra de déficit global se situará en el 3,5%, el Gobierno prefiere reducirla al 3%.