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Marie José Paz presenta sus cajas sorpresa

Inaugura en Madrid una muestra con una selección de su obra reciente

Juan Cruz

Marie José Paz, francesa de origen, mexicana de adopción y prestidigitadora de vocación, abre hoy en Estudio Theo, en Madrid, unas cajas que contienen varios mundos: el mundo de Mozart, el de Proust, el de Joseph Cornell. "Muchos mundos", dice ella, "que son mi mundo. Viajo en ellos a través del tiempo y regreso a mi mismo. Desde hace 16 años hace estos collages y cajas que al principio sólo veía su esposo, el Nobel Octavio Paz, "y unos cuantos gatos poetas vagabundos", y a pesar de que es una mujer vitalista y expansiva, pocas veces le han escuchado hablar de su propio arte.

Llegó al surrealismo muy pronto. "Después hubo cosas muy importantes y a las que no me siento ajena. Pero en mi trabajo quiero preservar el elemento de misterio que encuentro en algunos surealistas. Mi admiración no me lleva a repetirlos ni a prolongarlos. Son un punto de partida hacia otras direcciones". En el caso de la exposición que presenta en Madrid y que reúne sus obras recientes, "el humor es fundamental. Es la otra cara del misterio, el gramo de ironía que equilibra o más bien desequilibra la balanza".Cuando expuso en París entró un día a la galería y vio que un hombre solitario se reía a carcajadas ante una de sus cajas: era Milan Kundera.

Entre esos elementos de humor, a Marie José Paz le gusta referirse a la obra que ha titulado El huevo de Colón: "Ahí la Tierra es una ágata redonda, y ahí está un Colón que no es verdaderamente el Colón que conocemos, sino un personaje del siglo XIX. El arte no tiene que ser la reproducción servil de la realidad, y en este caso yo he mostrado un marinero cualquiera porque dentro de cada marinero hay un Colón escondido".

La pasión del arte

Marie José Paz se interesó por el collage y por la interpretación artística de la realidad en 1971. Fue decisivo el encuentro con Joseph Cornell. "Me resultó fascinante aquel universo. La vocación vino de pronto, como viene el viento, que uno no sabe de dónde verdaderamente sopla. Desde entonces no he parado de hacer cosas. ¿Por qué no las mostré? Estaba más interesada en mi vida con Octavio Paz que en andar presentando mi obra artística. Pero el arte ha sido siempre mi pasión: me transforma, me estimula, me apasiona, suscita en mí visiones y evocaciones de la infancia".La imaginación literaria es uno de los ingredientes de sus obras. "Ella escribía, y escribió muchos cuentos, incluso cuentos eróticos, por cierto", apunta Octavio Paz. Y ella agrega: "Yo creo que todo es literatura al fin y al cabo. Aun aquello que se puede tocar, lo que se tiene entre las manos, es el espejo de la memoria, y la memoria está llena de referencias literarias".

Ella se ha divertido mucho haciendo estos collages y propone varios juegos para que los que asistan a la exposición compartan su experiencia. Propone, por ejemplo, que miren atentamente el universo del Mozart niño que ella ha recompuesto aquí: Mozart, en la tienda del relojero de Bruselas; Mozart, en la casa del tendero de Salzburgo, los personajes de Proust saliendo de un libro,,. o los blasones del cuerpo masculino. "Lo que yo quiero es contar historias, porque las pequeñas historias son muchas veces lo esencial de la historia".

Octavio Paz, que asiste a la conversación y que en otras ocasiones ha hablado de su obra, subraya que en el trabajo de su mujer "aparte de las influencias del arte y la literatura, es determinante la presencia del sol. Pasó parte de su infancia en Marruecos y ha vivido en la India y en México, de modo que la suya es una influencia del sur. Esto le ha dado el sentido del color y la pasión, ese elemento terrestre que es la fuerza de gravedad del vuelo poético".

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