A vueltas con los mapas
Los mapas tienden últimamente a convertirse en clientes asiduos de esta sección del defensor de los lectores. En el suplemento Deportes del 28 de octubre pasado se publicó una doble página dedicada a la Asociación Nacional de Baloncesto norteamericana (NBA): un detallado trabajo ilustrado con mapas en los que se pretendía señalar los Estados y las ciudades a que pertenecen los 27 clubes que la componen. Vana pretensión: varios lectores se percataron de inmediato de los abultados errores que contenían. Por ejemplo, Stephen E. Huges, que califica los gráficos de "cacao cartográfico", señala: "En el dichoso mapa, los Milwaukee Bucks están en el Estado de Ohio, donde deberían estar los Cleveland Cavaliers, pero ellos están en el Estado de Illinois, donde deberían estar los Chicago Bulls, que, a su vez, aparecen en el Estado de Indiana, donde, obviamente, deberían estar los Indiana Pacers; pero, inexplicablemente, los Indiana Pacers están en Wisconsin...". Además, varias ciudades aparecieron lejos del lugar que ocupan realmente en su Estado.El redactor jefe Alex Martínez Roig no puede por menos que admitir que los mapas "eran lamentables". El proceso técnico de producción, dice, "impidió el adecuado y habitual control de la sección de Deportes sobre dichos mapas".
Almodóvar
Agustín Almodóvar, responsable de Producciones Cinematográficas El Deseo, SA, se queja al director de EL PAÍS porque en la sección Cartelera por películas, la ficha de Laberinto de pasiones contiene una frase que va más allá de la referencia al director (el popular Pedro Almodóvar) y los intérpretes, al breve resumen del argumento del filme y a la sala o salas donde se proyecta, como se hace con los demás. La frase es ésta: "Persiste la duda de si Almodóvar es o no un director de cine". Incluir una crítica en una sección que es estrictamente informativa, escribe Agustín Almódovar, "daña él estilo del diario".
La Cartelera por películas, aunque se elabora en el departamento de publicidad por razones técnicas, no es publicidad; es, en efecto, un servicio de carácter puramente infórmativo y no debe, de acuerdo con las normas del periódico, contener opinión. El Libro de estilo es terminante en este aspecto: la opinión debe estar claramente diferenciada de la informacion. En este caso, en un texto que se propone ser informativo se ha vertido una estimación crítica, una opinión, unas palabras valorativas sobre Pedro Almodóvar como director de cine. La queja está de sobra justificada.
Hormaechea
El pasado 19 de noviembre EL PAÍS publicó una información sobre el auto de procesamiento de Juan Hormaechea, presidente del Consejo de Gobierno de Cantabria, por malversación de fondos públicos y prevaricación. El corresponsal de EL PAÍS en Santander, Jesús Delgado, daba cuenta, entre otras cosas, de que e 1990 Hormaechea encargó presidente de la Asociación de Estudios de Comunicación Autonómicos una encuesta sobre la gestión del Gobierno cántabro en el último bienio. "Según el auto", especificaba Delgado, "se originaron gastos por el equipo encuestador superiores al millón de pesetas, de los cuales, 595.000 pesetas fueron abonadas a una cuenta de Hormaechea en el Banco Santander". En este punto terminaba lo Publicado en el periódico. El jefe de gabinete de presidencia del Consejo de Gobierno de la Diputación General de Cantabria, José Ramón Sainz, considera que es necesario añadir algo a esta parte final. ¿En concepto de qué Hormaechea recibía ese dinero?
El rigor informativo exige aclarar algo sustancial que se omitió de la crónica de Delgado; éste añadía que la referida cantidad había sido adelantada personalmente por Hormaechea. Textualmente, Delgado contaba: "Se originaron gastos por el equipo encuestador superiores al millón de pesetas, de las cuales 595.000 pesetas fueron abonadas en una cuenta de Hormaechea en el Banco Santander y que aquél había adelantado de su bolsillo para el pago del trabajo". Lo dice el propio auto de procesamiento.
El redactor jefe Carlos Yárnoz, responsable del área de Información General, asume que "hubo un claro error en la edición del texto remitido por el corresponsal de Santander, cuya información sí se ajustaba a los términos del auto judicial". La causa probable de lo ocurrido puede que se encuentre en la extensión de la crónica (140 líneas) dictada desde la capital cántabra, que hubo de reducirse en pocos minutos en casi una tercera parte. "El propio editor", dice Yárnoz, "reconoce que fue un error suprimir la citada frase, pero que interpretó que el auto hacía hincapié en la irregularidad del procedimiento seguido para los cobros más que en el hecho de que Hormaechea hubiera pagado esa cantidad o no previamente". Suprimir el dato, fundamental, de que el dinero había sido adelantado por Hormaechea daba pie a una equívoca interpretación.
El teléfono directo del Ombudsman es el 304 28 48.
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