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Nakachian niega que el secuestro de Melodie fuera un "ajuste de cuentas"

El financiero libanés Raymond Nakachian justificó ayer sus afirmaciones ante el tribunal que juzga a cuatro de los presuntos secuestradores de su hija, que se contradicen con algunas de sus declaraciones previas "para buscar la verdad". Nakachian negó que el secuestro de Melodie fuera un "ajuste de cuentas". A preguntas de la defensa sobre sus sentimientos hacia los acusados, dijo: "Siento odio, asco y ganas de vomitar". Tras su declaración, aseguró que ya sentía menos odio.

La sesión de ayer fue la que más expectación ha despertado desde que el lunes se iniciara la vista oral. La sala permaneció abarrotada ante la comparecencia como testigos de Raymnod Nakachian, su esposa Kimera, y el hijo de su anterior matrimonio. Aunque hasta ayer no pudo entrar en la sala, Nakachian ha acudido cada mañana a la Audiencia de Málaga para ver entrar y salir de ella a los procesados, a quienes se refiere siempre como "los animales". Nakachian, no obstante, insiste en que quiere justicia y no venganza.Nakachian reconoció que Nadine Etienne, única mujer procesada, le confesó durante el secuestro de Melodie que se sentía responsable moral del suceso por haber informado a Jean Louis Camerini, principal, inculpado en la causa, sobre el lujo de la residencia villa Melodie.

El padre de la pequeña, negó, al igual que su esposa, la princesa y cantante Kimera, que Etienne le dijera que llevó a Camerini a una fiesta de disfraces a su casa, contradiciendo así una declaración anterior, que fue utilizada como uno de los argumentos principales para inculpar a Etienne, madre de una compañera de Melodie. "Llevo tres años luchando por esclarecer la verdad", aseguró Nakachian, que entregó a la policía una grabación de la conversación con Nadine Etienne, que ha desaparecido.

El tribunal llamó varias veces la atención a Etienne, a quien amenazó con expulsar de la sala después de que ésta exclamara "falso" ante algunas de las explicaciones de Nakachian. Previamente, Etienne había llamado "hijo de puta" al abogado de la acusación particular, Jaime Torreabadella, quien, al final del interrogatorio de la procesada, que se extendió durante algo más de ocho. horas, señaló que "ciudadanos así no merecen tener permiso de residencia en España".

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