Kohl promete ayuda a Rusia si cumple sus compromisos comerciales y asume las deudas de la antigua URSS
El canciller alemán, Helmut Kohl, ha prometido ayuda a Rusia si ésta cumple sus compromisos comerciales y asume las deudas de la antigua URSS, entre otras condiciones. Borís Yeltsin, presidente de la Federación Rusa, se estrenó ayer en Bonn como estadista internacional sin lograr por ello escapar del todo de la sombra del líder soviético, Mijail Gorbachov. Yeltsin, a pregunta directa del canciller alemán, Helmut Kohl, tuvo que reconocer que la decisión de entregar al depuesto líder comunista alemán Erich Honecker estaba en manos de Gorbachov. El líder ruso confirmó la creación de una república autónoma para los soviéticos de origen alemán en el Volga, justo al lado de la original, desmantelada por Stalin en 1941.
Yeltsin llegó al aeropuerto militar de Colonia en una mañana gélida a bordo de un avión comercial de la compañía Aeroflot. Reconoció al pisar suelo alemán: "El presidente de Rusia no tiene su propio avión; cuando vivamos un poco mejor tendré uno". Fue recibido en la cancillería en Bonn, donde ondeaba la bandera tricolor rusa, a los sones del nuevo himno de la Federación, que por primera vez era interpretado en el extranjero. Banda militar y honores de jefe de Estado eran el reconocimiento explícito de la nueva Alemania a los poderes reales de su viejo vecino: la nueva Rusia.La primera jornada de su estancia en Alemania no se pareció en nada al día primaveral de 1989, cuando un delirio popular sin precedentes acogió al líder soviético, Mijaíl Gorbachov. Los alemanes, pese a reconocerle su nuevo papel y valorar su decidida actuación durante el fallido golpe de Estado de agosto, siguen considerando a Yeltsin un personaje "poco serio", con una leyenda de excentricidades.
Yeltsin y Kohl mantuvieron una larga jornada de trabajo y Firmaron un documento conjunto que recoge las futuras relaciones entre Rusia y Alemania. El documento asegura que la unificación alemana ha creado "una nueva perspectiva para la amistad tradicional entre el pueblo alemán y el ruso" que debe desarrollarse según la Carta de la ONU, el Acta de Helsinki y la Carta de París. Apoya el proceso de desarme y control de armamento y asegura que no existen reivindicaciones territoriales entre los dos países.
El documento establece una serie de consultas bilaterales periódicas a todos los niveles gubernamentales, así como de cooperación en el campo de las infraestructuras y de la energía. En el terreno económico contiene la creación de una serie de oficinas que gestionarán los proyectos alemanes en Rusia, la primera de las cuales se abrirá este mismo año en San Petersburgo. "Alemania", dice el documento, "está dispuesta a ayudar a Rusia al desarrollo de la economía de mercado, con la condición de que se cree la estructura necesaria, Rusia asuma las deudas de la antigua URSS y cumpla sus compromisos comerciales7. En el aspecto concreto de la ayuda humanitaria para paliar el difícil invierno que amenaza la estabilidad de la Federación Rusa, el canciller Kohl aseguró que Alemania aportará toda la ayuda que pueda. "Nosotros vamos a ayudar", dijo el canciller, "pero esperamos que los demás países europeos también lo hagan".
Dos fueron los temas estrella de la jornada. El primero, la reinstauración de la llamada República de los Alemanes del Volga, que tiene su origen en el año 1763, cuando esta región fue colonizada por alemanes bajo Catalina la Grande. En 1941, lósif Stalin, tras la invasión nazi, hizo desaparecer la república y exilió a sus habitantes a Siberia y Kazajstán. Ahora, bajo las leyes de la RFA, estos cerca de dos millones de descendientes de alemanes tienen derecho a volver a su tierra de origen, lo que pone los pelos de punta en Bonn, saturado ya de emigrantes.
Alemanes soviéticos
Yeltsin reconoció en su discurso que se había hablado del problema de los alemanes soviéticos y que se estaba buscando una solución. Moscú ha ofrecido un territorio de 6.000 kilométros cuadrados, un ex campo de maniobras del Ejército soviético, situado en el bajo Volga, justo al lado de la república original, y de tamaño similar. Según Yeltsin, no hay problemas, pero en Bonn se aseguraba ayer que el territorio no es aceptado de buen grado por los alemanes.
Kohl, al final de su discurso, insistió directamente en que quiere que Honecker se presente ante los tribunales. "Alemania es un Estado de derecho". Yeltsin leyó el suyo, y, también al final, tras unos momentos de suspense y con un cierto humor socarrón, dijo: "Tengo que decir que éste es un problema que depende de las prerrogativas de Gorbachov, pero como sabía que me lo iban a preguntar, los expertos del Ministerio de Justicia ruso me han preparado un informe en el que aseguran que su estancia en Rusia es ¡legal". Según Yeltsin, Honecker entró ilegalmente, y por ello está a favor de su expulsión del territorio ruso.
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