La primera revolución mundial
El informe que el Club de Roma ha presentado en su conferencia anual, reunida entre los días 18 y 20 en Punta del Este, Uruguay, ha sido re cogido en un libro titulado La primera revolución mundial, escrito por Alexander King y Bertrand Schneider.Es un estudio, de lectura necesaria y apasionante, que continúa la gran tradición iniciada por el Club de Roma en 1972, cuando publicó Los límites del crecimiento. Este primer, informe, que continúa siendo hoy una referencia obligada y necesaria en la materia, otorgó al Club de Roma una visibilidad y una notoriedad mundiales. Ejerció un considerable efecto político y alcanzó su principal objetivo: la estimulación de un gran debate sobre el crecimiento y la sociedad en todo el mundo, y una clara conciencia de las interacciones que se producen entre todos los elementos de la problemática general del crecimiento y del desarrollo.
Después de este primer libro, el Club de Roma ha continuado en su imprescindible tarea de concienciación mundial sobre los grandes problemas que la humanidad enfrenta.
Su tarea, difícil, sujeta a ineludibles críticas, se continúa ahora con la presentación de La primera revolución mundial, que ha constituido el objeto, el centro de la discusión y la temática analizada en Punta del Este.
Impedir la catástrofe
En el prólogo a este informe, Ricardo Díez Hochleitner dice con razón: "Con la excepción de la amenaza nuclear, los peligros que acechan a la humanidad son probablemente mayores y más inminentes que los de 1972, y sin duda se nos acusará, como antes, de constituirnos en heraldos de la ruina y la destrucción. Puede que sea éste nuestro papel y nuestra gloria. Pero anunciar la catástrofe no es, en manera alguna, nuestra única ni aun principal intención. No es sino un necesario preludio a la labor de impedir la catástrofe. Nunca se pretendió que Los límites del crecimiento fuese una profecía, sino más bien una advertencia de lo que podría suceder si no se modificaran las políticas a fin de demostrar la falsedad de sus extrapolaciones. Un enfoque preventivo como éste lleva consigo la responsabilidad de proponer remedios posibles".
Lógicamente es imposible, en el brevísimo espacio de un artículo periodístico, resumir un libro, y mucho menos un, libro de la riqueza de La primera revolución mundial. Sólo cabe señalar algunos elementos dé la temática que trata y de las ideas que aporta.
En una introducción de enorme capacidad de sugerencia y provocación, en la cual se parte de la afirmación de la existencia de un nuevo tipo de sociedad mundial, tipificada, entre otras características, por la aparición de nuevas y avanzadas tecnologías, una sociedad de información o posindustrial, en la que se "camina aceleradamente hacia la destrucción del planeta mismo", se reconoce que: "Jamás poseyó la humanidad, como posee hoy, los conocimientos y las técnicas, los recursos y la cohesión que permiten dar forma a un mundo mejor". Y que: "La tragedia de la condición humana estriba en que no hemos alcanzado aún a comprender todas nuestras potencialidades". Y con razón se concluye: "El tiempo se está acabando. Algunos problemas han alcanzado ya una magnitud que impide abordarlos con éxito, y los costes de la demora son monstruosamente altos. Si no despertamos y actuamos con rapidez podría ser demasiado tarde"
Solidaridad mundial
El libro se organiza en dos partes. La primera "se ocupa de la problemática y trata de presentar los principales cambios acaecidos en las dos últimas décadas, describir el malestar que han causado y exponer algunos de los temas y peligros más importantes a los que la humanidad debe enfrentarse de forma unitaria. La segunda parte aborda la resolútica y trata de presentar diversas acciones, que, en esta fase, parece especialmente necesario emprender. Por último, retornamos a la necesidad de generar una solidaridad mundial".
Esta primera parte inicial, que contiene la "problemática", incluye la descripción de los temas que hoy, sin duda, constituyen el nucleo de las materias de las que es imprescindible tener conciencia para conocer y comprender la actual realidad mundial con "el torbellino de cambio" que caracteriza al mundo dé hoy. Se estudia en relación con el cambio económico, la interdependencia de lasnaciones, el despertar de las minorías y el nacionalismo, el crecimiento urbano, el desarrollo, la explosión demográfica, el ambiente, el avance de las altas tecnologías, las finanzas mundiales, la pérdida de valores, las nuevas plagas.
Este "torbellino", más "el desbarajuste de la economía mundial", lleva a un "mundo esquizofrénico", que nos enfrenta a un desafío vital y global, "un desafío mundial que requiere un enfoque global".
La segunda parte, "la resolutiva", trata de dar respuestas posibles y ayudar a encontrar los caminos y los medios para encarar la acción.
Agudeza y originalidad
No hemos de entrar en la detallada enumeración del contenido de los seis capítulos de que se compone. Pero no podemos dejar de elogiar su agudeza, inteligencia y originalidad. Nada puede sustituir a su lectura directa.
El libro termina con una llamada a la solidaridad. No nos resistimos a la tentación de transcribir el párrafo con que se inicia el capítulo final (llamamiento a la solidaridad). Dice así: "Todo este libro es un llamamiento a la solidaridad mundial. Viviendo como vivimos, en los comienzos de la primera revolución mundial, en un pequeño planeta que parece infernalmente decidido a destruirse, asediados de conflictos, en un vacío ideológico y político, enfrentados a problemas de dimensiones globales que los decadentes Estados-nación son impotentes para resolver, con inmensas posibilidades científicas y tecnológicas para la mejora de la condición humana, ricos en conocimientos, pero pobres en sabiduría, buscamos las claves de la supervivencia y la sostenibilidad".
Estamos seguros de que sus debates enriquecerán más aún este informe valiente y removedor. Y tenemos, en consecuencia, la convicción de que con este documento y con las reflexiones que provocará se hará una muy importante contribución al esclarecimiento de la realidad en la que estamos agónicamente inmersos -pero de la que somos parte y podemos transformar- y al encuentr,o de los caminos para avanzar hacia un destino mejor para la especiéhumana, en un mundo vivible y receptivo.
Como ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, que será el país huésped de la reunión del Club de Roma, tengo que expresar cuánto aprecia el Gobierno de la repúblicaque sea en nuestro país donde se realice una reunión dirigida a encarar la solución de los más grandes y vitales problemas que enfrenta la humanidad.
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