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Mijaíl Gorbachov intenta reforzar el poder central

El presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, aprovechó ayer su comparecencia ante el Parlamento con motivo de un debate presupuestario para insistir en que las repúblicas que formaban el imperio se mantengan unidas en un Estado. Este discurso, unido al nombramiento de Edvard Shevardnadze como titular de Exteriores y a la advertencia de los ministerios de Defensa y del Interior de que resistirán con las armas los intentos republicanos de nacionalizar tropas y equipos militares, indica que Gorbachov trata de recuperar parte del poder central.

Tras el fallido golpe de Estado del pasado mes de agosto, dicho poder no ha hecho más que debilitarse."El proceso de desintegración de nuestro Estado, que se ha acelerado después del golpe de agosto, ha alcanzado un nivel peligrosísimo y va acompañado de la descomposición de la sociedad y la economía, de una división en mercados cerrados, del rompimiento de los lazos económicos y, lo que es más importante, de la pérdida de coordinación en los marcos de los diferentes poderes", dijo ayer el líder soviético a los parlamentarios reunidos en la sede del Sóviet de las Repúblicas, en el Kremlin.

Hay que renovar el Estado, pero conservarlo: éste es el principal mensaje de Gorbachov a los diputados. "Sin una renovación de la Unión no resultará nada, todos nuestros planes fracasarán", señaló.

El nuevo Estado debe ser "confederativo" y "democrático", pero debe tener un poder real "en los marcos de las facultades que voluntariamente le delegan" los firmantes. Y si las repúblicas deciden hacer una "unión amorfa", entonces, advierte, "nos espera una catástrofe".

Gorbachov defendió el nuevo texto del Tratado de la Unión -que fue discutido la semana pasada y que debe ser rubricado el lunes próximo- y explicó que en él se prevé un nuevo centro con su propio Gobierno y presidente elegido por el pueblo. Este centro, aunque más pequeño que el anterior, debe tener un poder real y no ser una "marioneta" en manos de las repúblicas, manifestó. Y si las repúblicas deciden que éste no debe existir -así opina Ucrania, por ejemplo- amenaza con dejar "inmediatamente" su cargo.

Por otra parte, el periódico Krásnaya Zvezdá, órgano de las Fuerzas Armadas soviéticas, publicaba ayer en primera plana una durísima declaración de los ministerios de Defensa y de Interior en la que advierten que resistirán con las armas las acciones republicanas para apoderarse de tropas y equipos militares de la URSS.

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Tono desusado

El tono de la declaración, que sale al paso a las decisiones de algunas repúblicas de nacionalizar los efectivos y equipos militares que se encuentran en su territorio, recuerda los viejos tiempos, cuando nadie ponía en duda la autoridad de las Fuerzas Armadas soviéticas.

Hoy varias repúblicas están creando sus propios ejércitos y, aunque el proyecto del nuevo Tratado de la Unión prevé la conservación de unas Fuerzas Armadas únicas, no excluye las nacionales.

Estos intentos de renovar el poder central se ven reforzados por el nombramiento de Shevardnadze a la cabeza de la diplomacia soviética. "No podía permanecer como mero observador [de la desintegración del Estado], por lo que debo ocupar mi lugar en las barricadas", declaró el flamante ministro a la agencia independiente Interfax. Para este georgiano de 63 años, una Unión Soviética inestable es un peligro grave para la URSS y el mundo.

El regreso de este arquitecto de la política exterior soviética -que terminó con la guerra fría y permitió la libertad de Europa del Este y la reunificación de Alemania- indudablemente contribuirá a recuperar parte del prestigio que ha perdido el poder central. Sólo resta saber hasta qué punto los esfuerzos por mantener la unidad de las repúblicas en tomo a un centro con autoridad pueden tener éxito.

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