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Francia pierde su pulso con Alemania y sube los tipos de interés 0,5 puntos

Andreu Missé

Después de varios meses de mantener una guerra abierta con Alemania, el Gobierno francés tiró ayer la toalla y acordó finalmente subir los tipos de interés. El Banco de Francia decidió aumentar medio punto el precio del dinero que presta a los bancos, fijando el tipo de intervención en el 9,25%.La medida supone una confesión de derrota en toda la línea para la política económica francesa y significará la agudización de la crisis que vive el país vecino. Las autoridades francesas han tenido que adoptar una medida absolutamente contraria a sus necesidades. A pesar del panorama de recesión, crecimiento del desempleo y escasa inversión, el Gobierno no ha tenido más remedio que subir los tipos -para evitar una mayor caída del franco y su salida de la banda del SME- lo cual supondrá un encarecimiento del crédito, más dificultades para favorecer la inversión y reflotar la economía.

Para los analistas económicos, la experiencia de Francia ha sido "dramática". "Los franceses", señalan estas fuentes "han actuado de la forma más ortodoxa que se puede pedir. Han conseguido una inflación y un déficit público muy inferior al de Alemania. Pero lo dramático es que el mercado no se lo ha creído.

El mercado manda

La realidad es que lo inversores no han terminado de creerse la bondad de los indicadores de la economía francesa y a pesar de la baja inflación y el reducido déficit francés han confiado más en la fortaleza del marco a pesar de que esta moneda convive en un país con precios más elevados y un déficit creciente. Los inversores han confiado más en el franco que en el marco, y por ello han cambiado francos por marcos. Este movimiento ha obligado a intervenir a las autoriades francesas. Primero comprando marcos para compensar la corriente del mercado y finalmente no les ha quedado más remedio que aumentar los tipos de interés para fortalecer su divisa.Todo ello pone de manifiesto que las viejas acusaciones que durante los primeros meses de este año lanzaron el ministro de Economía francés, Pierre Bérégovoy, y otros dirigentes galos por las que se responsabilizaba a los altos tipos de interés en España de los problemas del franco carecían totalmente de sentido. Lo que ha quedado claro es que el problema del franco no era la peseta, como nadie se creía, sino el marco.

Las pretensiones de Francia de convertirse en el ancla del sistema monetario europeo se han desvanecido. Para el mercado es más importante el panorama de incertidumbre política que padece Francia que la bondad de los indicadores económicos. Es decir, para los inversores es mucho más determinante es la situación política y económica real que los datos de coyuntura.

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