El primer ministro camboyano teme una reacción violenta ante la vuelta de los jemeres rojos
ENVIADO ESPECIALEl primer ministro camboyano, Hun Sen, advirtió ayer que el regreso a Phnom Penh de los principales jemeres rojos puede desencadenar una violenta reacción entre los cientos de miles de compatriotas que perdieron familiares en las bárbaras purgas que siguieron a la toma del poder por el Ejército de Pol Pot en 1975. "Temo que serán recibidos con palos y piedras", subrayó el jefe del Gobierno durante la emotiva ceremonia budista por la reconciliación nacional, efectuada en la pagoda del palacio real.
Entre inciensos, letanías, música religiosa y la bendición de los monjes, el príncipe Norodom Sihanuk abogó por el éxito del proceso de paz suscrito el 23 de octubre en París por todas las partes implicadas en la guerra de este pequeño país del sureste asiático.
"Los jemeres rojos no serán tan bien recibidos como lo fue el príncipe Sihanuk", agregó Hun Sen. El general Sin Sen, viceministro del Interior, había subrayado hace tres días que el retorno de los jemeres rojos, desalojados del Gobierno por la invasión vietnamita de 1979, plantea graves problemas. "Nos será muy difícil garantizar su seguridad", dijo. El primer ministro indicó que grupos ciudadanos, que no identificó, han solicitado permiso para celebrar una manifestación de repulsa por el regreso de destacados dirigentes del régimen de Pol Pot.
"Me encuentro en una situación difícil. Si niego la autorización y disolvemos con violencia la concentración, nos acusarán de violar los derechos humanos", manifestó el jefe del Gobierno de Camboya, antiguo jemer rojo, que debió huir a Vietnam en 1978 para escapar de una purga que costó la vida a los ministros de Pol Pot que se atrevieron a discrepar por los asesinatos en masa llevados a cabo por las hordas que quisieron llevar hasta sus últimas consecuencias la revolución cultural del dogma maoista. Las advertencias de San, en presencia de Sihanuk, fueron interpretadas como el primer paso de una operación de aislamiento político de los dos representantes jemeres en el Consejo Nacional Supremo, que gobernará Camboya provisionalmente con 12 miembros. El primer ministro negó también que se esté considerando el cierre del museo Tuol Sleng, una escuela convertida en campo de exterminio en 1975, y los cementerios de Chung Ek, donde las grietas craneales evocan la brutalidad de los verdugos que convirtieron Plinom Perth en un cadalso.
Saloth Soung, hermano mayor de Pol Pot, fue uno de los oficiantes de la ceremonia llevada a cabo en la pagoda de plata del palacio real. Soung, que pidió que su hermano sea juzgado por genocidio, manifestó: "Su alteza real pedirá a Buda que nos ayude a conseguir la paz en Camboya".
El príncipe, acompañado por su esposa, Monnique, subrayó que un objetivo prioritario es conseguir la total retirada de las tropas extranjeras todavía en suelo camboyano y mantener buenas relaciones con los países vecinos: Vietnam, Tailandia y Laos.
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