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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una turbia historia financiera

EL ENCARCELAMIENTO del anterior presidente del Banco Europeo de Finanzas (BEF), Francisco Peiró, y del secretario del consejo de administración, Enrique Pastor, abre un nuevo capítulo en la turbia historia de esta entidad financiera. Aunque a medida que avanza la investigación sobre Eurocapital y su filial Banco Europeo de Finanzas siguen aflorando nuevas actuaciones irregulares.Hasta el momento, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores tienen documentos que parecen probar, en opinión de la justicia, que el grupo Eurocapital y su banco falsearon documentos mercantiles, canalizaron fuertes cantidades de dinero negro con prácticas bancarias irregulares, manipúlaron el valor de ciertas acciones en Bolsa, maquillaron el balance del ejercicio de 1990 y utilizaron créditos privilegiados de la sociedad para comprar sus propias acciones. A estos hechos hay que añadir una larga lista de sospechas que podrían agravar la calificación jurídica de las actuaciones consideradas irregulares. Se da además la circunstancia de que el equipo que dirigía el Banco Europeo de Finanzas en el momento de la intervención por el Banco de España y la posterior suspensión de pagos (el 30 de septiembre pasado) hizo desaparecer gran parte de la documentación confidencial de la entidad antes de ser destituido por el actual grupo mayoritario.

El anterior presidente, Francisco Peiró, ha negado sistemáticamente que haya cometido delito alguno y ha justificado sus actuaciones en función de su habilidad para "aprovechar en beneficio propio las lagunas legales del sistema financiero". Y mientras se exculpa, públicamente, se niega en privado a colaborar con la investigación aportando los datos que las autoridades le requieren. Esta actitud podría cambiar a partir de ahora, una vez que ha comprobado que esta vez la acción de la justicia sí está cayendo sobre unos presuntos delincuentes de cuello blanco. La historia de Eurocapital y del Banco Europeo de Finanzas comienza en pleno auge económico, junto a otras sociedades que por entonces se denominaban chiringuitos financieros. Como muchas otras, fue creciendo en volumen y lanzándose a nuevas aventuras a través de sociedades de mediación, leasing y gestión de fondos de inversión. Al amparo del levantamiento del statu quo bancario, esta sociedad creó su propio banco y, posteriormente, su sociedad de valores. En apariencia, se trataba de un grupo que crecía y se diversificaba en los momentos buenos del ciclo económico. Luego se ha comprobado que no se trataba más que de una fachada. Tiempo después, y a consecuencia fundamentalmente de las pérdidas generadas tras la compra de la sociedad de leasing Ecofinancé, el grupo optó por una dinámica que luego se ha demostrado muy peligrosa. La misma, por otra parte, que arrastró a la crisis a un buen númeró de bancos españoles a finales de los años setenta. El BEF entró en un círculo vicioso por el que tenía que endeudarse fuertemente en el mercado interbancario para asegurarse unos fondos que financiaran su creciente cartera de créditos. Unos activos que, además, aumentaban sin las suficientes garantías. Luego vino la incapacidad para hacer frente a sus deudas en el interbancario, la intervención del Banco de España y la presentación del expediente de suspensión de pagos.

Durante años, los delitos de cuello blanco parecen salir indemnes de la mayoría de procesos. Unas veces por falta de pruebas, otras por ineficacia del sistema y la mayoría de ellas obviándolos para poder reflotar las entidades afectadas por los escándalos. Es bueno que las autoridades busquen una solución rápida para el BEF que mantenga la credibilidad del sistema financiero, hoy resentida en especial por lo que hace a los bancos de pequeña dimensión. Pero es también necesario que se haga justicia contra todos aquellos que han vulnerado las leyes y que se expliquen las circunstancias que han permitido el que tales irregularidades no fueran descubiertas antes por el correspondiente sistema de supervisión.

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Por eso es muy positivo que el juez Miguel Moreiras, titular del Juzgado Central de Instrucción numero 3, haya decidido decretar la prisión provisional de dos de los supuestos implicados en esas irregularidades. Es un buen precedente para un país en el que ha entrado en crisis más de 50 bancos en los últimos 15 años (varios de ellos, con fundadas presunciones delictivas) sin que la justicia haya declarado culpable a ninguno de sus responsables.

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