Washington y Seúl presionan a Corea del Norte para que renuncie al arma nuclear

Estados Unidos y Corea del Sur dirigirán una campaña internacional para presionar a Corea del Norte con el objeto de que suspenda su programa de desarrollo nuclear, anunció ayer el secretario de Estado norteamericano, James Baker, quien se encuentra en Seúl en el marco de una gira por Extremo Oriente.

Este tema centró gran parte de las conversaciones de Baker, que fue recibido ayer por el presidente surcoreano, Ro Tae-Wu. Estados Unidos -con el apoyo de Japón- plantea el derecho a inspeccionar las instalaciones norcoreanas sospechosas. Un miembro del séquito del secretario de Estado aseguró que Pyongyang "no recibirá ayuda económica mientras prosiga con su programa nuclear". La presión norteamericana seguirá la próxima semana con la visita a Corea del Sur del secretario de Defensa, Richard Cheney.La firmeza de Baker fue aparentemente mal recibida por el principal aliado de Pyongyang, China, donde Baker empieza hoy una visita oficial. El ministro chino de Asuntos Exteriores, Qian Qichen, aseguró que presionar a Corea del Norte sería contraproducente y no ayudaría a acabar con la carrera militar.

Un portavoz estadounidense aseguró, sin embargo, que el sentimiento real del Gobierno de China era distinto, y que este país estaba también preocupado por el programa nuclear norcoreano. China, según fuentes de Washington, se opone a cualquier iniciativa que incremente la tensión en la península coreana, ya que alejaría la posibilidad de que Pekín reciba ayuda económica de Seúl.

Los norcoreanos, por su parte, insisten en que Estados Unidos retire las supuestas armas atómicas que tiene almacenadas en territorio surcoreano, y que Seúl prohiba la entrada en sus puertos o en su espacio aéreo de barcos o aviones que porten armas nucleares.