Baron afirma que el proyecto de tratado de la CE está "en los antípodas de la unión política"

"Por voluntad de los tecnócratas nos encontramos, en vísperas del Consejo Europeo, en los antípodas de la unión política", afirmó ayer el presidente del Parlamento Europeo, Enrique Barón, ante los ministros de Asuntos Exteriores, de la CE reunidos en Noordwijk (Holanda). Barón, "en interés de la Comunidad", amenazó con proponer a la Eurocámara el rechazo del tratado, "si el tenor del proyecto se confirma".

El cónclave de Noordwijk inició ayer sus trabajos con la idea imposible de llegar hoy a un consenso que permita redondear las 12 esquinas -los intereses nacionales que defiende cada país miembro- del proyecto de unión política. Lejos de calmar los temores del Parlamento Europeo, el debate entre los Doce se inició hipotecado por los seis vetos que el Reino Unido plantea sobre aspectos esenciales de la reforma. Las diferencias son difíciles de aunar a menos de un mes de la cumbre de Maastricht, a pesar de que los Doce están comprometidos a llegar a un acuerdo el próximo 10 de diciembre.La tesis del secretario del Foreign Office, Douglas Hurd, es simple: "O ceden a las pretensiones de mi Gobierno o habrá rechazo". "Algún día habrá que empezar a denunciar y oponerse al chantaje británico", comentó un diplomático. En cuanto a la unión monetaria, la posición británica es no aceptar la moneda única.

Por lo que se refiere a la unión política, el Reino Unido se opone al voto por mayoría cualificada en la decisión de las normas de aplicación de una acción común en política exterior, rechaza que la UEO pueda ser el organismo para canalizar parte de la política futura de defensa europea y no admite que la política social y las normas comunes sobre inmigración puedan ser, ni. simbólicamente, competencia de la CE. También veta la vocación federal de la unión, como expresión de un objetivo gradual, y niega el poder de codecisión legislativa del Parlamento Europeo. No obstante, ayer flexibilizó algo su postura.

Elevar el listón

España, junto a Alemania y Francia, figura entre los máximos partidarios de elevar el listón de la unión política. Sin embargo, el proyecto de tratado en su versión última, perfilado por la presidencia holandesa, le plantea graves problemas. El texto salva la unanimidad, es decir, la posibilidad de vetar una decisión para los temas esenciales de protección del medio ambiente, pero no resuelve la principal aspiración, la cohesión económica y social.

España exige garantías de pagar en el futuro proporcionalmente menos y recibir más dinero de la Comunidad Europea como condición para dar su sí en Maastricht. El proyecto prevé además la financiación con cargo al presupuesto comunitario de las acciones de política exterior y de seguridad. Eso significa que la cuota española sería del 8,5% del total, una proporción mayor a la de los gastos nacionales de defensa (menos del 5% del Producto Interior Bruto).

Comité de regiones

Ayer se avanzó en la creación de un comité de regiones, con 189 miembros, 21 de ellos para España, y la mayoría aceptó reducir el número de comisarios de 17 a 12. Alemania propuso sin oposición que el número de sus eurodiputados pasara de 81 a 99, como resultado de la reunificación.

Las críticas del Parlamento Europeo se centran en la falta de unidad del proyecto de tratado y en la reducción casi a la nada del poder de codecisión legislativa. Podría llegarse al absurdo de "una codecisión anual". Sobre la cohesión, advirtió: "O bien los ciudadanos están en disposición de beneficiarse de la integración de la Comunidad o terminarán siendo sus víctimas. En este caso, la unión no será mas que un gigante con pies de barro".