Un correcto delirio
RoxetteMarle Frediksson (voz), Per Gessle (guitarra, voz), Pelle Alsing (batería), Anders Gerrlin (bajo), Jonas Isackson (guitarra), Clarence Ofwerman (teclados), Steffan Ofwerman (teclados, percusión), Dicky Benckert (coros). Pabellón de Deportes del Real Madrid. 4.000 personas. Madrid, 8 de noviembre.
Se respiraba la expectación de un público entregado de antemano a sus ídolos, a Roxette. Más de media hora después del último tema de sus teloneros y tras un golpe de caja y luces, aparecieron sobre un escenario perfectamente ordenado Per Gessle y Marie Fredriksson, esa pareja llamada Roxette, dos figuras de oscuro contrastando con una colorista puesta en escena y con la claridad de su música, en un despliegue de efectos y de diseño que solapaba quizá su falta de imaginación en la composición musical.
Ofrecieron, eso sí, un sonido excelente para unos músicos y una voz impecables. Comenzaron tocando Hotblooded, de su último elepé, para caldear un concierto en el que hubo mucho delirio. Continuaron con Fading l¡ke a flower, Church of your heart, etcétera. Temas que hablan de amor, amistad y alegría, palabras que en el caso de Roxette son puro adorno añadido de forma subliminal a un espectáculo dirigido a un público mayoritariamente adolescente. Música sin recovecos ni mensajes tortuosos; música sin preguntas que conjuga a la perfección con los efectos especiales; temas estructurados en forma de estribillo reconocible, que dieron la pauta para una participación absoluta.
Con una voz portentosa, Marie los recorrió sin descanso ni fallo, mientras la guitarra de Per daba los toques más duros del recital, las notas escapadas de una melodía fácil y clara. En definitiva, típico pop comercial que utiliza los recursos técnicos y de composición con la característica exactitud nórdica.
Babelia
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