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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Prostitución en la carretera

¿Cómo es posible que en una sociedad que se considera avanzada y a las puertas del siglo XXI todavía haya personas explotadas hasta límites insoportables?Me refiero a las enfermas que ejercen la prostitución en la carretera de entrada a Alcalá (antigua N-II).

¿Cómo es posible que se utilice a estas chicas (algunas casi niñas) deuna forma tan cruel?

¿Cómo puede interesarle sexualmente a alguien una contagiada de sida, que casi no puede andar y con llagas en las piernas? ¿Cómo pueden permitir sus familias tan repugnante comercio?

¿Qué espera de la vida una heroinómana a la que coloca en la carretera un traficante (algunos con un Mercedes) y la deja todo el dia para que sirva de orinal a los degenerados de los alrededores?

¿Cuántos delincuentes tienen que violarlas, atarlas a un olivo o cualquier otra fantasía erótica para mover la conciencia social?

Esclavizadas por los traficantes-proxenetas, por los clientes y por los amigos-colegas (que les piden droga o dinero en la misma carretera), sólo tienen una compensación: un pinchazo (cada dos o tres horas) de una asquerosa mezcla de veneno y por quería.

Aparte de lo espeluznante de esta situación, ¿no es esto una fuente de contagio suficiente para que las autoridades sanitarias consideren su incidencia en la difusión de enfermedades como el sida, la hepatitis o la sífilis (que tanto cuestan al Estado)?

¿Es que a nadie le importa que los sádicos que torturan a estas desgraciadas se conviertan en bombas ambulantes, que van infectando a personas inocentes-ignorantes (esposas, novias, etcétera)? Comprendo que las frustraciones que tiene que soportar la juventud pobre en una sociedad bestialmente capitalista hacen a muchos caer en la adoración de una droga infernal antiguamente atractiva sólo para masoquistas, pero hoy utilizada por criminales para su enriquecimiento, consentida por hipócritas, para acabar con la parte social más conflictiva: los adolescentes sin oficio ni dinero.

Esperando que alguno de sus lectores tenga respuesta para alguna de estas preguntas, reciba un cordial saludo.-

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