Ucrania y Moldavia se suman a la unión económica
Los primeros ministros de las repúblicas de Ucrania y Moldavia estamparon ayer su firma bajo el texto del Tratado de la Comunidad Económica, el acuerdo firmado el 18 de octubre pasado por ocho repúblicas de la URSS para articular un ámbito económico común sobre la base de la propiedad privada, la libre empresa y la competencia". Por otra parte, el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, que reestructuró ayer y decidió encabezar el Gobierno de Rusia, apuntilló al partido comunista al firmar un decreto que prohíbe sus actividades en el territorio ruso y disuelve sus estructuras.
La segunda gran república de la antigua URSS, con 52 millones de habitantes, dio dos pasos de gran importancia hacia la integración en la nueva Unión: uno fue la firma de un acuerdo bilateral con Rusia en el que se fijan las relaciones económicas de las dos repúblicas eslavas en los próximos tres años; el otro, su adhesión al Tratado de la Comunidad Económica, el acuerdo firmado el 18 de octubre pasado por ocho repúblicas de la Unión Soviética para articular un ámbito económico común sobre la base de "la propiedad privada, la libre empresa y la competencia".La no adhesión de Ucrania al tratado hace tres semanas se consideró el principal obstáculo para que éste pudiera llegar a funcionar. Ahora se ha despejado un poco más el camino, aunque el Parlamento de la república insistió ayer en sus críticas y condicionó la definitiva integración a cómo se desarrolle el propio tratado las próximas semanas.
Al mismo tiempo que Ucrania se adhirió ayer Moldavia, con lo que sólo quedan fuera de la unión económica las pequeñas repúblicas transcaucásicas de Georgia y Azerbalyán. Moldavia ha firmado sólo un día después de que el Gobierno de Valeriu Muravski impusiera estrictos controles sobre los combustibles y decretara aumentos de precios del 50% para los derivados del petróleo, tras constatar que las reservas de que dispone la república son una décima parte de las habituales en esta época del año. La perspectiva de un invierno sin combustibles ha acabado de decidir a los dirigentes moldavos.
Al poner bajo el control del Gobierno de Rusia los bienes que pertenecieron al Partido Comunista, Borís Yeltsin puso así el punto final al partido que ha dirigido la URSS durante más de siete décadas, justo la víspera del 74º aniversario de la revolución bolchevique.
En la célebre escena que el líder ruso escenificó con Mijaíl Gorbachov en el Parlamento ruso dos días después del fracaso del golpe de Estado, Yeltsin firmó ante las cámaras de televisión la suspensión de actividades del PC de Rusia y del PC de la Unión Soviética en territorio ruso. Ahora, dos meses y medio después, el nuevo decreto pone definitivamente fuera de la ley al hasta hace sólo tres meses poderosísimo partido.
En el preámbulo del decreto, el líder ruso expone como uno de los motivos de su decisión los intentos de reanimar la maquinaria del PC para poner dificultades al desarrollo de la nueva democracia. Con todo, el decreto establece en uno de sus cuatro puntos que las autoridades rusas no deben perseguir a los ex militantes comunistas por el hecho de serlo.
Como si todo pudiera suceder en la antigua Unión Soviética, la revista norteamericana Forbes ha publicado en su último número que el Gobierno soviético, a través del Ministerio del Interior, estaba tratando de subastar el cuerpo embalsamado de Lenin para obtener divisas. El propio ministro del Interior, Víctor Barannikov, tuvo que desmentir la información: "Es una mentira descarada", dijo.
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