González: "Alfonso seguirá siendo amigo mío"
El presidente del Gobierno, Felipe González, reafirmó ayer su amistad con el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, a los tres días de la publicación de una conversación del número dos del partido con dirigentes socialistas madrileños, en la que manifestó que González le había echado del Ejecutivo. "Alfonso seguirá siendo amigo mío", dijo el presidente del Gobierno a la nube de periodistas que le preguntaban sobre sus relaciones con Alfonso Guerra.
La reafirmación de González en su amistad con el número dos del PSOE y su manifestación de que en la reunión que unas horas después iba a mantener en la Moncloa con los secretarios regionales socialistas se iba a limitar a abordar la financiación autonómica, fueron el anuncio implícito de que el secretario general iba a llamar al cierre de filas en el PSOE.El secretario de Organización, Txiki Benegas, después de más de cuatro horas de reunión, se esforzó en convencer a los informadores de que sólo se había hablado del modelo de financiación autonómica, que era "el único punto del orden del día". Benegas aseguró que "el funcionamiento del PSOE es bueno y las relaciones con el Gobierno son correctas".
No obstante, Benegas tuvo ocasión de hablar de la situación del partido con Felipe González antes de que comenzara la reunión, ya que ambos pasearon por los jardines del palacio de la Moncloa por espacio de media hora.
El cierre de filas se produjo, y la misión de Benegas fue negar la existencia de discrepancias. "Entre nosotros no existen problemas ni importantes ni graves". En relación con las manifestaciones que se han puesto en boca de Alfonso Guerra, señaló que lo publicado "no se corresponde con la realidad". Benegas rechazó que la situación pueda desembocar en un congreso extraordinario.
González compareció ayer en el congreso de la Asociación de Periodistas Europeos, en el que (dictó una conferencia sobre el futuro comunitario. Era su primera comparecencia pública tras la difusión el pasado viernes de unos comentarios de Alfonso Guerra sobre su expulsión del Gobierno y de la posición de algunos dirigentes del partido, que se habían alejado de su control.
La nota más expresiva en su :reaparición fue el abrazo en el que se fundió con el anterior ministro de Cultura, Jorge Semprún, que se ha distinguido por su oposición a Guerra.
Tras hora y media de conferencia-coloquio sobre el futuro de Europa, el presidente del Gobierno se vio obligado a referirse a cuestiones nacionales ante las preguntas de la avalancha de periodistas. Sin abandonar su sonrisa, González negó que Alfonso Guerra hubiera realizado esas declaraciones -ciertamente, Guerra no hizo declaraciones, sino comentarios privados-, reafirmó su amistad con el número dos del PSOE, aseguró que en la reunión con los secretarios regionales del partido no se iba a abordar más que el tema de la Financiación autonómica e hizo un canto a la unidad de su partido.
"Soy bastante más optimista sobre la unión del PSOE que sobre la unión europea", afirmó. Volvió a sonreir, pero no respondió nada cuando se le preguntó directamente por las diferencias en el seno del partido.
Las declaraciones de Felipe González no han sorprendido. El presidente estaba al tanto de las posiciones que Guerra mantiene sobre su salida del Ejecutivo el pasado mes de enero. Las conoce él personalmente y el entorno amistoso con que cuenta Guerra en el seno del Gobierno y del PSOE. La afirmación que Felipe González hizo ayer sobre la inexistencia de tales declaraciones coincide con la que el jueves hizo Alfonso Guerra en el Congreso.
En medios próximos a González tampoco se da importancia al anuncio de Guerra de comprometerse en la batalla por el poder en Madrid. "¿Es que acaso no se comprometió hace un año?", responden, a la vez que recuerdan cómo Teófilo Serrano fue elegido el pasado mes de febrero secretario general de la Federación Socialista Madrileña (FSM) con el impulso de Alfonso Guerra, casi un mes después de que el número dos del PSOE saliera del Gobierno.
El obstáculo de Solchaga
Un dirigente regional manifestó ayer que puede haber "algún despistado que no haya escuchado por la radio a Felipe González y decida preguntar en la reunión de hoy". En ese terreno, un miembro de la ejecutiva puso en duda que los dirigentes regionales fueran a ser muy explícitos sobre las cuestiones intemas "por la presencia en esta reunión del ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga". Ayer, el ministro de Economía no quiso hacer declaraciones sobre el tema.
Los convocados a la reunión, además de los dirigentes regionales, los presidentes autonómicos y el ministro de Economía, fueron el titular para las Administraciones Públicas, Juan Manuel Eguiagaray, y los miembros de la ejecutiva federal Ramón Rubial, Alfonso Guerra, Txlki Benegas, Francisco Fernández Marugán y Abel Caballero. Un dirigente regional del sector templado -los que creen que "Felipe y Guerra son necesarios"- considera que, aunque en estos momentos la federación más conflictiva es la madrileña, es por derivación de lo que pasa en el ámbito federal. Según su análisis, los renovadores o aperturistas "se han puesto nerviosos al ver que Guerra ha vuelto a aparecer con intención de ejercer el cargo".
Entre tanto, los seguidores de Guerra, concretamente en Madrid, no terminan de digerir que el pacto impuesto para pacificar esa federación haya resultado beneficioso para el presidente madrileño Joaquín Leguina "con ayuda de Teófilo Serrano", en otros momentos representante del guerrismo en Madrid. Hay un sector pragmático, situado en ámbitos regionales, que se resiste a creer que Guerra "vaya a tensar la cuerda tanto como para provocar una ruptura". Uno de estos dirigentes señaló que "m a Felipe ni a Guerra les interesa estropear el proyecto".
El presidente de la Generalitat valenciana, Joan Lerma, anticipó el tenor de las declaraciones que se escucharán en las próximas horas: "Es bueno que haya disparidad de criterios en el seno del partido".
Lerma hizo esta declaración tras entrevistarse con el presidente del Gobierno, Felipe González, en la ronda de conversaciones que González mantiene con presidentes de comunidades en preparación del pacto de Estado autonómico.
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