_
_
_
_
Entrevista:

"El Ministerio de cultura no es mi amante"

El INAEM nombra de nuevo al dramaturgo director de la Compañía de Teatro Clásico

Pregunta. ¿Por qué quiere volver a dirigir la CNTC?Respuesta. Hombre, preguntado así... Yo no quiero volver a dirigir la CNTC, entre otras razones porque mi voluntad no sería el único elemento decisivo. Digamos que yo acepto volver a dirigir la compañía porque el Ministerio de Cultura me lo propone y a mí me apetece encargarme otra vez de esta tarea.

P. ¿Hubo un pacto entre usted y la Administración cuando abandonó la compañía para convertirse en director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM)?

R. Pacto me parece una expresión desproporcionada. Desde el primer momento en que acepté ser director general del INAEM dije -hay documentos y testigos- que carecía de vocación política y que iba a estar en la Administración sólo un ratito. Añadí que mi deseo era regresar un día a la CNTC. De este modo se lo expresé a Semprún y a Garrido, actual subsecretario del Ministerio de Cultura, quienes lo compren dieron perfectamente. O sea, que más que un pacto hubo un acuerdo. Nada tiene de extraño que aquel acuerdo se materialice por ambas partes con la cordial conformidad de Solé Tura.

Más información
Memorias paradas

Sin miedo al castigo

P. ¿No ha temido que le castigaran, o sea, que no le volvieran a nombrar director de la Compañía por haber hecho algo tan poco habitual en la vida política española como dimitir de un cargo público?R. Mi dimisión fue una dimisión anunciada desde un principio y no tenía, por lo tanto, que causar ofensa alguna. Por otra parte, a estas alturas de mi vida profesional resultaría absurdo imaginar que yo pueda tener miedo a los castigos. Y me gustaría añadir una cosa algo petulante: estoy dispuesto a admitir que la CNTC no me necesita, pero a cambio de que también se acepte que yo no la necesito a ella. Vuelvo a su dirección por amor, no por misericordia.

P. ¿Es normal que la Administración guarde los puestos?

R. No lo sé. A mí la Administración no me ha guardado puesto alguno. Puedo asegurar que el Ministerio de Cultura no es mi amante. Ni al revés. Creé la CNTC en 1985 y regreso al lugar de donde salí en un especialísimo instante de mi vida. Nada debo y nada me deben. Ni es mi estilo pasar facturas ni la Administración tiene la costumbre de pagarlas cuando no lo considera justo.

P. ¿Por qué va a ocurrir en su caso?

R. ¿Se puede aceptar que yo soy una de las personas adecuadas para digirir la CNTC y que el hecho de haberla dirigido en su primera etapa no tiene por qué invalidarme para dirigirla en otra? Porque, de no ser así, no se entendería la razón por la cual José Luis Alonso, o Miguel Narros, por ejemplo, dirigieron más de una vez el teatro María Guerrero o el Español.

P. ¿No teme que le critiquen?

R. He recibido tantas críticas en mi vida que han conseguido inmunizarme. La opinión de los demás me tiene sin cuidado si yo estoy de acuerdo conmigo mismo. Y en este caso, lo estoy absolutamente.

P. ¿Por qué dimitió del INAEM?

R. Dimití: a) Porque quería volver a mi actividad profesional y estable, empeñado en estrenar -como hice- mi obra Feliz aniversario; b) porque los presupuestos del INAEM me parecían insuficientes para hacer algo más que cumplir con los compromisos ya adquiridos; c) porque me sentía éticamente incapacitado para conceder o negar subvenciones a mis compañeros, y d) porque estaba harto de que algunos músicos me dieran tanto la lata.

P. ¿Nunca más cargos políticos?

R. Soy pecador.

P. Igual que vuelve a la CNTC, ¿podría ocurrir también que volviera a ser director del INAEM?

R. Los pecados que se repiten acaban cayendo en la monotonía.

P. ¿Marsillach sigue siendo socialista? ¿Con o sin carné?

R. Está pasándome algo muy curioso. Durante el franquismo, ser socialista era como poseer un certificado de buena conducta; ahora hay una cierta tendencia a sospechar que los socialistas son los malos de todas las películas. ¿Por qué? Simplemente porque llevan mucho tiempo en el poder. Bueno, pues yo -que no soy ni bueno ni malo- sigo pensando que el socialismo -aún con todos sus problemas- es la posibilidad más sensata para gobernar este país. Y no debo de ser el único en pensar así, porque siguen ganando las elecciones. No tengo carné.

P. ¿Y aunque ahora ya no se lleva, tal vez hasta marxista?

R. El marxismo fue necesario. Y regresará. Con ese nombre o con otro. Han fracasado los hombres, no las ideas.

P. ¿Es más atractivo resucitar a los clásicos que mantener en pie el teatro español del presente? ¿Y más fácil?

R. Todo es difícil y todas las dificultades son atractivas. Pero un teatro basado únicamente en el repertorio es un teatro sin futuro. La vida teatral -y la otra también- no puede ser una repetición de hechos maravillosos ya ocurridos. La aventura del teatro está en manos de los nuevos autores.

P. ¿Cómo quedan sus demás proyectos profesionales? Desde que dejó el INAEM no ha parado...

R. He estrenado Feliz aniversario; he intervenido en dos películas como actor; he coordinado un ciclo de autores españoles vivos para la Expo '92... Lamentablemente, no voy a poder dirigir en cine Yo me bajo en la próxima, ¿y usted? Me sustituye José Sacristán.

P. ¿Le va a quedar tiempo para dirigir la CNTC?

R. Yo tengo tiempo para casi todo. Soy un individuo bastante estúpido al que le encanta trabajar.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_