Guerristas, no guerristas y pragmáticos
Los principales dirigentes regionales del PSOE no quieren escuchar que pueda plantearse la hipótesis de tener que elegir entre "Felipe y Guerra". Entre los consultados, representantes de las federaciones más fuertes eluden la disyuntiva y dicen que "los dos son necesarios". Si se mantiene la pregunta con insistencia acaban diciendo que "siempre ganaría Felipe González".Las federaciones de Valencia, País Vasco, Baleares y Castilla y León, además de Cataluña, que constituye un caso autónomo, se caracterizan por el control de sus emociones al no haber demostrado afiliaciones personales hacia Felipe González o Alfonso Guerra y mostrar en estos días una actitud conciliadora.
Castilla y La Mancha es el único caso claro de alejamiento ostensible del guerrismo, mientras que Extremadura, Andalucía, Asturias, Murcia, Galicía y Aragón se mantienen fieles al vicesecretario general, Alfonso Guerra.
Madrid nunca fue guerrista, y ahora los representantes de ese sector o se han alejado de su mentor o están más debilitados de lo que ha sido habitual a lo largo de su historia reciente. En este mismo caso podría situarse a Canarias y Navarra.
En esta distinción entre guerristas, no guerristas y sin afiliación hay una característica general cual es su Inexpugnable criterio respecto al indiscutible liderazgo de Felipe González.
Entre los últimos lo que ocurre es que prima una posicion pragmática al considerar que cada uno tiene su función y que nadie como Guerra "para preparar al partido para ganar elecciones y mantener la llama en los militantes", según manifestación de un dirigente valenciano.
Otro factor muy importante para entender la fidelidad que algunas federaciones conservan hacia Alfonso Guerra tiene que ver con su larga estancia en la vicepresidencla del Gobierno.
Sin dar detalles, extremeños y asturianos aseguran que sus regiones fueron favorecidas por gestiones de Guerra.
Útil en el Gobierno
Ahora se recuerdan unas manifestaciones del presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra en el congreso del PSOE, antes de la crisis de Gobierno, en el siguiente sentido: "A nosotros donde nos interesa Alfonso Guerra es en el Gobierno".Otro tanto ocurre con Galicia a decir de alcaldes importantes tales como Francisco Vázquez, de La Coruña, y aunque ya es pasado, lo mismo hacía José Bono, presidente de Castilla y La Mancha, cuando mostraba su agradecimiento a Guerra, que durante mucho tiempo abría su campaña electoral en Toledo.
Los dirigentes aragoneses han tenido ocasión en los últimos tiempos de ver actuar a Alfonso Guerra, ya que impuso su autoridad para que cesaran las encarnecidas luchas que libraban las distintas familias de Aragón.
Parece que lo consiguió, y desde entonces manifiestan su lealtad a Guerra. Este ejemplo sirve a los guerristas para aseverar que, si su líder hace llegar a todo el partido que "ejerce", las adhesiones no tardarán. Unos por convicción y otros por instinto de supervivencia.
Lo cierto es que la mayoría de los cuadros medios del PSOE continúan perplejos y se preguntan incrédulos si es verdad que "Felipe y Alfonso no se hablan".
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