La arquitectura de los ochenta en España a través de 22 edificios clave

Los últimos 10 años de la arquitectura española, a través de 130 obras de un centenar de arquitectos, están reflejados en la exposición inaugurada ayer en la sala Arquerías del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), en Madrid (Castellana, 67). Una muestra en la que prevalecen las construcciones públicas destinadas a resolver los problemas de vivienda, así como la rehabilitación de edificios de interés, y que pretende ser una exhibición de cara al exterior del periodo dorado que vive la arquitectura española. En la exposición destacan los 22 mejoras obras de la España contemporánea, y un arquitecto, Rafael Moneo, cuyo Museo Romano de Mérida ha sido considerado el edificio clave de la década.

La I Muestra de 10 años de arquitectura española, 1980-1990, en cuya organización han participado el MOPT, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), es un reflejo de lo que la situación democrática en España ha supuesto en el campo de la arquitectura. Esta muestra nace con una vocación itinerante y obedece al deseo de exportar fuera de nuestras fronteras la realidad de la arquitectura española. A la presentación de la exposición, que estará abierta al público hasta el próximo 27 de noviembre, asistieron Manuel de la Dehesa, subdirector general de la Vivienda; Jaime Duró, presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos, y Ernest Lluch, rector de la UIMP. La selección de las 130 obras se hizo a partir de una convocatoria pública a la que se presentaron un total de 700. La filosofía de esta elección no se produjo, según señaló ayer Jaime Duró, con el ánimo de encontrar las mejores obras arquitectónicas, sino con el de hacer una muestra representativa de cuál es la arquitectura que se está haciendo en España en estos momentos y el gran cambio que ha vivido en los últimos 10 años.

Basándose en estas 130 obras, un jurado internacional, presidido por el arquitecto español Luis Peña Ganchegui e integrado por figuras de la arquitectura y de la crítica, eligió los 22 mejores proyectos, por obras y no por arquitectos, que constituyeron la I Bienal de Arquitectura de Santander, celebrada hace meses en Comillas, y que ocupa un lugar destacado en la exposición inaugurada ayer.

Sector público

La muestra recoge tanto obras de rehabilitación de viejas arquitecturas como viviendas colectivas o individuales, edificios de uso institucional o trabajos para uso público urbano localizados principalmente en el eje Barcelona-Madrid-Sevilla. Y con un denominador casi común: el motor y la dinamización de la arquitectura española en los últimos años ha sido el sector público -tanto estatal, autonómico como local-, quizá debido a la crisis económica que se vivió en el sector de la edificación hasta 1986. Los organizadores no ocultaron la finalidad económica de esta muestra con vistas al exterior, que pretende exponerse en distintos países extranjeros. "Tenemos que aprovechar la situación favorable que vive nuestra arquitectura para aumentar el mercado de trabajo en el sector de la edificación", señaló Jaime Duró. Manuel de la Dehesa, por su parte, quiso realzar la conjunción de la economía, la eficacia y el diseño, que hacen de nuestra arquitectura una muestra "presentable y con buena acogida en el exterior".

Entre los 22 mejores edificios, siete arquitectos repiten en la selección: Rafael Moneo, con el Museo de Arte Romano de Mérida y el edificio de Previsión Española de Sevilla; Francisco Javier Sáenz de Oiza, con el Banco de Bilbao y las viviendas de la M-30, las dos en Madrid; Juan Navarro Baldeweg, con el Museo Hidráulico de los Molinos de Segura (Murcia) y el Centro Puerta de Toledo, de Madrid; Elías Torres y José Antonio Martínez Lapeña, con la Casa Boenders, en Ibiza, y el hospital de Mora d'Ebre de Tarragona, y Víctor López Cotelo y Carlos Puente, con la Biblioteca Pública de Zaragoza y el Ayuntamiento de Valdelaguna (Madrid). La Caja Postal de León, de Alejandro de la Sota; la escuela La Llauna (Badalona), de Enric Miralles y Carme Pinós; el Velódromo de Horta, en Barcelona, de Francesc Ríes; las viviendas de la sevillana calle de Ramón y Cajal, de Guillermo Vázquez Consuegra; la estación de Bellaterra (Barcelona), de Jaime Bach y Gabriel Mora, y el Museo del Mar de Cádiz, de Antonio Cruz y Antonio Ortiz, son otras obras seleccionadas.