Francia consagra el fin de semana al furor de la lectura

Los medios de comunicación, las salas de teatro, las calles, plazas y jardines, las librerías, los museos y monumentos de París y toda Francia serán escenario este fin de semana de 1.500 manifestaciones dedicadas a proclamar los placeres de la lectura. El ministro de Cultura, Jack Lang, es, por tercer año consecutivo, el responsable de esta campaña denominada El furor de leer.

Como aperitivo, 40 escritores de diversos países se reunieron ayer con el presidente, François Mitterrand, y con sus respectivos traductores al francés. Entre ellos, se encontraban el británico William Boyd, el brasileño Jorge Amado, el soviético Alexandre Zinoviev, el italiano Antonio Tabucchi, el albanés Ismail Kadaré y el colombiano Álvaro Mutis.

Ochenta mil personas son esperadas entre hoy y mañana en la gran fiesta anual del libro, la Prensa y los oficios relacionados con la escritura que se celebrará en la Biblioteca Nacional de París. Trescientas casetas de librerías, editoriales y empresas periodísticas; exposiciones consagradas a la Biblia y a manuscritos raros como el original del Yo acuso de Zola y el Don Giovanni de Mozart; debates sobre temas como la inspiración o la censura; desfiles de moda en papel de periódico y otras actividades compondrán el menú de la fiesta.

Rimbaud, del que este año Francia celebra el centenario, será el principal protagonista del fin de semana. La Casa de la Poesía será el marco de un espectáculo titulado Infierno e iluminación, un homenaje al hombre de las suelas de viento. En la sala Richelleu de la Comédie Française los mejores actores galos efectuará una lectura dramática de Una temporada en el infierno.

Con motivo de la tercera campaña El furor de leer, una encuesta realizada para Le Monde ha confirmado el principio de que, a igual nivel de instrucción, las mujeres leen más que los hombres. La encuesta rompe con la vieja idea de que eso es debido al hecho de que la mujer dispone de más tiempo libre. Las estudiantes de entre 16 y 18 años, igualmente atareadas en Francia que sus compañeros varones, leen el doble de novelas y textos poéticos que ellos.