_
_
_
_
_

El ministro de Exteriores de la URSS se sube al 'autobús de la paz' de Baker

Moscú contribuyó ayer con su disminuido peso político internacional al proyecto de paz que el secretario de Estado norteamericano, James Baker, está tratando de poner en marcha a partir del 29 de octubre en la ciudad suiza de Lausana. El ministro de Exteriores soviético, Borís Pankin, llegó a Jerusalén para sumarse activamente a la trabajosa labor de convencer a israelíes y palestinos de participar en una histórica conferencia sobre la base de la devolución de territorios ocupados por Israel desde la guerra de 1967.

Más información
Hace 800 años..., en Jerusalén

Pankin aterrizó en Tel Aviv mientras Baker iniciaba su segunda sesión con el primer ministro israelí, lsaac Shamir; el ministro de Exteriores, David Levy, y el titular de Defensa, Moshe Arens. Asistentes de Baker que suelen filtrar algunas claves observaban anoche fielmente el bloqueo informativo impuesto la jornada anterior durante la maratónica gestión norteamericana en Damasco.Pautas inconfundibles de que las negociaciones con los israelíes van a ser extremadamente difíciles surgieron con claridad del Gobierno judío. El propio Shamir había advertido poco antes de verse con Baker que las negociaciones "no serían un jardín de rosas" y sugirió que todo el empeño podría quedar en nada.

"Todo es posible", declaró Shamir cuando se le preguntó si Israel se retiraría del juego si la Organización para la Liberación de Palestina consigue, de una Manera u otra, estar representada en las conversaciones de Suiza. En una declaración al diario Yediot, Shamir dio a entender que sobre este punto no existe el más mínimo margen de flexibilidad en este punto. "Me molesta que la OLP esté siempre en el horizonte. Si esto no cambia, tendremos que decidir qué medidas tomamos. Todo es posible, incluso que no vayamos a la conferencia", declaró.

En el centro de las negociaciones entre Baker y sus anfitriones se erguía ayer precisamente la espinosa cuestión de la representación palestina en el marco de la delegación conjunta con Jordania. Incluso el texto de las invitaciones que Washington quiere comenzar a distribuir a más tardar el lunes era tema de un debate que puede obligar a Baker a demorar su retorno a Washington. En medios políticos locales se especulaba ayer con el hecho de que Baker podría quedarse hasta el domingo, cuando Shamir debe presentar el proyecto a su Gabinete.

En un plano paralelo figura el endurecimiento israelí a raíz de la decisión siria anunciada el miércoles: el Gobierno de Damasco se opone a entablar negociaciones multilaterales sobre desarme, el armónico aprovechamiento del agua y cooperación regional mientras no se resuelva la cuestión de la ocupación israelí de tierras árabes sobre la base de las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El clima de mutua desconfianza se ha acentuado con la advertencia del ministro de Exteriores sirio, Faruk al Shaara, de que ningún delegado sirio estrechará la mano a un israelí. En la breve aparición que hizo junto a Baker, Shaara declaró: "La mano que quieren que yo estreche es una mano muy culpable., Es la mano que ocupa, nuestras tierras e ignora los derechos de los palestinos".

Línea dura

Pocas cosas podrían haber complacido más a los exponentes de la línea dura israelí. Para éstos, Siria no ha hecho sino confirmar la sospecha de que Hafez el Asad no quiere la paz y que de hecho ya se está armando para una nueva guerra. El Jerusalem Post hablaba ayer de la "febril adquisición de misiles norcoreanos" de acuerdos con Irán para la coproducción de cohetes y del supuesto pacto de asistencia militar con los soviéticos por 2.000 millones de dólares.

Boris Pankin tratará de atenuar los temores israelíes cuando se reúna hoy con Shamir, Pero también le inducirá a aceptar el plan de paz diseñado por EE UU y que por razones de cosmética política es presentado como una gestión común entre Washington y Moscú. En círculos oficiales israelíes existe confianza en que Pankin y Shamir anunciarán el restablecimiento de relaciones diplomáticas, rotas precisamente a raíz de la ocupación israelí de territorios árabes en la guerra del 67. Pankin se verá luego con Baker y, como su homólogo norteamericano, mantendrá contactos con líderes palestinos.

El presidente iraní, Alí Akbar Rafsanyani, vaticinó el miércoles que "los árabes serán los. perdedores", informa Ignacio Cembrero. En su entrevista en Teherán con el responsable de la diplomacia española, Francisco Fernández Ordóñez, el líder iraní comentó que la conferencia está abocada al fracaso.

Delegados palestinos

Sin el menor gesto amistoso, pero bajo la presión de EE UU y de la URSS, la posibilidad de que la conferencia se inicie el 29 comenzaba anoche a perfilarse con mayor claridad. El Comité Ejecutivo de la OLP, reunido en Túnez, debe dar en las próximas horas su bendición a la lista de delegados palestinos en la etapa final de un exhaustivo debate. Yasír Arafat parece haber abandonado la retórica hostil hacia Washington y dio una nueva demostración de que está dispuesto -o resignado- a no perder el autobús de la paz de Baker. Al abrir un debate que se prolongaría toda la noche, el veterano líder palestino instó a sus compatriotas a "traducir en hechos concretos los dividendos" que han ido ganando y pidió "flexibilidad" para evitar que los palestinos sean irónicamente los grandes ausentes de Lausana.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_