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EL ACOSO SEXUAL A DEBATE

Anita Hill anima a las mujeres a denunciar los chantajes

Anita Hill, la profesora de la Universidad de Oklahoma que denunció al juez Clarence Thomas de acoso y chantaje sexual, regresó el lunes desde Washington a su casa de Norman (Oklahoma). Ayer dejó un mensaje muy claro: "Las mujeres que sufren acosos sexuales deben denunciarlos".

Convertida en un personaje popular, independientemente de la votación del Senado, Hill explicó que no se había "inventado" sus acusaciones, y animó a todas las mujeres que han sufrido acosos sexuales a que no se desalienten por su experiencia y encuentren "la fuerza para hablar públicamente de este serio problema".

Hill, de 35 años, es la hija de una familia de granjeros negros que viven en las afueras de Tulsa (Oklahoma). Hill se sacudió el polvo del campo en la que hoy es su universidad, donde se graduó en Psicología en 1974. Seis años más tarde, en 1980, Hill se graduaba nuevamente, pero en Derecho, en la Universidad de Yale. Sus compañeros de promoción han recordado ahora que el discurso de despedida efectuado por su compañera en Yale fue una simple canción de godspell que provocó muchas lágrimas de emoción. La educación universitaria de Hill, según sus ex profesores y compañeros, fue modélica.

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Tras finalizar sus estudios d Derecho, Hill trabajó en un firma de abogados de Washington. En 1981 fue contrata da como asistente consejera personal del juez Clarenc Thomas, entonces responsable de la oficina de igualdad en el empleo del Departamento de Educación, donde se produjeron los presuntos acosos sexuales relatados por Hill ante el Comité Judicial del Senado. En 1982, cuando Clarence Thomas fue nombrado presidente de la misión que controlaba la citada oficina Anita Hill aceptó un nuevo puesto de consejera junto a él. Sus detractores la han acusado ahora por aceptar aquel empleo si de verdad era objeto del acoso sexual de su jefe Ella ha respondido diciendo que a principios de lo años ochenta la Administración recortaba de forma constante sus plantillas y que ella pese a ser una convencida republicana y apoyar públicamente la política del presidente Ronald Reagan, tenía miedo de quedarse sin empleo.

Hill se ha convertido ya en el símbolo de los grupos feministas y las organizaciones pro derechos civiles más radicales de EE UU. El senador Edward Kennedy, miembro del Comité Judicial del Senado, ha acertado al decir que estas audiencias sólo tienen un ganador: "Las mujeres que sufren acosos sexuales y que hasta ahora creían estar desprotegidas y desamparadas".

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