Virtual derrota comunista en las elecciones búlgaras
Los resultados preliminares, no oficiales, sobre 290 circunscripciones electorales de los comicios en Bulgaria daban anoche como triunfador al principal agrupamiento no comunista del país, la Unión de Fuerzas Democráticas (UFD), con un 36% de los votos, mientras que el ex comunista Partido Socialista de Bulgaria (PSB) habría obtenido el 32% de los votos, pese a los pronósticos preelectorales que lo daban como favorito. Las autoridades búlgaras debieron prolongar ayer el horario de votación hasta las doce de la noche.
La decisión se tomó cuando a las siete de la tarde, hora prevista para el cierre de los comicios y con una participación electoral del 80% hasta ese momento, la población seguía encolumnada ante las urnas para el doble voto, parlamentario y municipal.La Comisión Electoral tomó una curiosa medida para impedir la ilegalidad de la extensión del plazo en las segundas elecciones democráticas de este país. Como la Ley electoral establece que los comicios se deben realizar en una jornada no laborable, decidieron parar las manecillas de los relojes a las 24.00 de ayer, hasta que se complete el acto electoral, complicado por la doble votación. La decisión se tomó para impedir que "se inicie el lunes", jornada laborable. El retraso en el proceso dificultaba anoche el recuento de votos. Hace 16 meses la caída del régimen de partido único desembocó en las primeras elecciones legislativas en Bulgaria, que dieron como resultado un Parlamento con mayoría absoluta del Partido Socialista Búlgaro (PSB), excomunista. Ayer, pese a que se esperaba que nuevamente el PSB fuese el partido más votado, por ser el grupo más homogéneo, frente a la fragmentación que debilita a la principal coalición de la oposición, la Unión de Fuerzas Democráticas (UFD), el recuento preliminar de votos hecho por la Asociación Búlgara para los Derechos Humanos y Elecciones justas daba a la UFD como triunfadora.
Complejo mecanismo
Para hacer frente al complejo mecanismo electoral, los votantes tenían que usar dos cabinas distintas, y eran perceptibles las dificultades que encontraban las personas mayores y hasta algunas jóvenes para cumplimentar sus papeletas. Votar llevaba algunos minutos a cada persona, lo que hizo que desde muy pronto se formaran largas colas ante los colegios electorales.El presidente Yelio Yelev, miembro de la UFD, manifestó en el momento de depositar su sufragio que esperaba que "gane la democracia y que las cosas vayan a mejor", y que confiaba en que "haya un acuerdo entre las fuerzas políticas". Sus palabras ponían el dedo en la llaga. Los observadores del devenir político búlgaro vaticinan que los nuevos 240 parlamentarios van a constituir una cámara muy inestable, en la que el PSB y la UFD van a andar codo con codo. El PSB es heredero del partido comunista y cambió de nombre en 1990 para distanciarse del líder Todor Yikov, derribado en 1989. Encabezado por el ideólogo de Yikov y ex primer ministro en el nuevo orden Alexander Lilov, cuenta con sólido apoyo en medios rurales. El PSB busca deshacerse del estigma de sus raíces y del fracaso político y económico que obligara a dimitir a Lilov el pasado mes de noviembre para conseguir del orden del 30% de los sufragios.
La UFD, segunda fuerza electoral en el Parlamento saliente y coalición de 16 partidos, se ha visto muy afectada por enfrentamientos internos y concurría a los comicios dividida en cuatro ramas de difícil conciliación, lo que ha de confundir a los poco expertos electores búlgaros.
La UFD desea una rápida transición hacia el sistema de economía libre de mercado y cambios drásticos en las políticas económica y fiscal.
Los sondeos de opinión le daban el apoyo del 55% del electorado, pero las diferencias entre las distintas corrientes hacían vaticinar a los analistas un periodo de incertidumbre política. El propio Yelev declaró a la agencia búlgara de noticias que "si hacemos caso a los sondeos, no cabe esperar una derrota de la UFD".emO
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