Baker teme que los violentos frustren la conferencia sobre Oriente Próximo

Negros nubarrones se ciernen sobre el proyecto de conferencia de paz para Oriente Próximo mientras el secretario de Estado norteamericano, James Baker, se aprestaba a regresar a la región en un último esfuerzo por llevar a árabes e israelíes a la mesa de negociaciones antes de que acabe este mes.

Baker, que inicia hoy su octava gira por la zona con una visita a El Cairo, denunció que los opositores más recalcitrantes al proyecto tratarían a toda costa de impedir el diálogo, y no descartó la posibilidad de acciones violentas."A medida que nos acercamos a finales de octubre, creo que vamos a ver un intento por parte de los extremistas de toda la región para tratar de alterar las posibilidades de paz", dijo Baker poco antes de reunirse con tres representantes palestinos con los que Washington ha estado negociando en los últimos meses.

Los palestinos Faysal Al-Husseini, Hanan Ashraui y Zakarías al Agha terminaron ayer sus conversaciones con Baker sin anunciar la composición de la representación palestina que participaría en la conferencia compartiendo el asiento con Jordania en el seno de una misma delegación.

Aunque Baker no precisó el origen ni la naturaleza de la amenaza extremista, resulta claro que Washington está irritado por recientes acciones de Israel que podrían desencadenar reacciones violentas. El Estado judío provocó una ola de indignación internacional cuando sus cazabombarderos violaron el espacio aéreo de Siria, Arabia Saudí e Irak en lo que Israel definió como "una legítima operación de seguridad". La captura de casas árabes por parte de colonos judíos en el corazón mismo de Jerusalén oriental -y el silencioso apoyo oficial- ha inflamado aún más el ambiente.

El secretario de Estado, por otra parte, se encontrará con síntomas de desestabilización en Jordania y en Damasco hallará un clima hostil: se acusa a Israel de intentar sabotear la conferencia de paz.

Tres nuevos asentamientos

Los temores de Baker se harán realidad en Israel, donde la derecha nacionalista le prepara un regalo: tres nuevos asentamientos judíos en el corazón de la población palestina, informa Víctor Cygielman. Uno de los asentamientos está situado en Gaza, otro cerca de Hebrón y un tercero cerca de Jerusalén. Condenada por las autoridades israelíes, la ocupación de varias casas en a población palestina de Silwan ha sido apasionadamente apoyada por cuatro diputados de Tehlyah y del Partido Nacional Religioso, que forman parte de la coalición gubernamental.El primer ministro israelí, Isaac Shamir, cuyo corazón está sin duda del lado de los colonos judíos, calificó de "error" los asentamientos de Silwan. Advertido por los diplomáticos israelíes destinados en Washington, parece haber comprendido que el presidente norteamericano, George Bush, ha perdido la paciencia. Así, Shamir acaba de dar un giro político prudente pero significativo al aceptar seguridades territoriales de Washington mediante una carta y no de un memorándum de entendimiento, como exigía inicialmente.