La muerte del polígono de la muerte
Suleimenov ha sido durante dos años el alma de Nevada Semipalatinsk, el movimiento que centró la oposición al polígono de la muerte, en el que durante 40 años se efectuaron más de 500 pruebas nucleares.Los efectos aún se dejan notar en la región de Semipalatinsk, pese a que Nazarbáiev ordenó a comienzos de septiembre el cierre de todas las instalaciones. El cáncer de laringe es allí siete veces más frecuente que en el resto de la Unión Soviética, el nacimiento de niños subnormales es dolorosamente frecuente, el aire sigue envenenado en una zona alrededor de la cual viven medio millón de personas. Se habla de millares de muertos como consecuencia directa o indirecta de las explosiones atómicas.
Misión cumplida, podría decirse Suleimenov, metido ahora de lleno en la política de Kazajstán. Pero no; el próximo día 14, precisamente en Semipalatinsk, se celebrará la conferencia cinco menos uno. Cinco eran los polígonos atómicos en funcionamiento. Sólo uno se clausuró. La batalla continúa. "Mi objetivo y el del movimiento es que un día no muy lejano pueda tener lugar una conferencia cinco menos cinco. Para ello debe cerrarse el otro polígono soviético (en el Ártico), el norteamericano (en Nevada), el francés (en el atolón de Mururoa)- y el chino (en Lopnork)".Suleimenov confía en que para finales de siglo el mundo esté libre de armas. nucleares, y, en esa línea, defiende la reducción rápida, progresiva y mutua de los arsenales de las dos super.potencias. Pero hasta que se complete el trayecto hasta la eliminación de los arsenales nucleares, y al igual que Nursultán Nazafbáiev, se opone tajantemente al traslado de las armas atómicas situadas en Kazajstán a territorio de la Federación Rusa. de que el actual modelo, aunque sea con un poco de cosmética, puede seguir funcionando. Y los nacionalistas kazajos ni están todavía bien organizados ni tienen, de momento, una alternativa al sultán.
Nazarbáiev personifica la esperanza en un Kazajstán con peso en la nueva URSS y en el mundo, con posibilidades espectaculares de ascenso económico, de aprovechamiento de la inmensa riqueza agrícola y de materias primas vitales, de entrada en la etapa del mercado y la iniciativa privada y de apertura a los inversionistas extranjeros.
Como si la presencia de importaútes minorías alemana y coreana abonase el terreno, los hombres de negocios llegados de Seúl y Bonn estudian cómo aprovechar las tremendas oportunidades de hacer negocio que se insinúan. Nazarbáiev no piensa oponer ningún obstáculo: su bandera es la del pragmatismo. Comunismo o capitalismo, tanto le da. Sólo son palabras. Él pretende meter a Kazajstán en el siglo XXI. Pero el cóctel étnico de su patria, que ya no es la URSS, amenaza el proyecto. Porque sólo un Kazajstán estable puede ser próspero.
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