Cuarto de las ratas

Hace tan sólo unos meses leía en la revista un mal chiste en el que unos ciudadanos, ante un espectáculo de gamberrismo callejero, comentaban que "a ésos deberían encerrarlos en una biblioteca". El pasado día 20 de septiembre veía en su periódico una fotografía que me llamó la atención. En ella se veía a un grupo de niños con sus madres que festejaban que una profesora, acusada de maltratar a los alumnos, ya no iba a dar más clases, habiendo sido destinada, nada más y nada menos, que ¡a la biblioteca! El pie de la foto continuaba: "La dirección provincial la condena así al ostracismo mientras se resuelve su expediente". Desde luego, no parece existir ningún temor de que a los niños se les ocurra entrar en tan nefasto lugar, ya que la principal preocupación de los padres es el riesgo que corren sus hijos, "( ... ) puesto que N. [la maestra en cuestión] seguirá cruzándose con ellos en el pasillo". Es obvio que nadie en la escuela pisará la biblioteca mientras sea sinónimo de cuarto de las ratas y su utilización principal sea la de alojar a personas cuya conducta social está en entredicho. ¿Se ha pensado en las bibliotecas como solución para aliviar el problema de la masificación en las cárceles españolas? ¡Dónde ha ido a parar lo que nunca fue!La biblioteca escolar-