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La ONU quiere cambiar de traje

La organización debe adaptarse a los nuevos tiempos

Antonio Caño

El primero que ha planteado abiertamente en esta 46ª Asamblea General de la organización la necesidad de renovar profudamente la ONU para adaptarla a los nuevos tiempos ha sido el ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Gianni de Michelis, que expuso que se trata de uno de los retos más ambiciosos y difíciles a los que el mundo tiene hoy que hacer frente."Nos damos cuenta de lo difícil que resulta simplemente pensar en esas reformas", dijo. "Yo sé que eso quiere decir abandono de las posiciones establecidas, renuncia a ciertas prerrogativas y redistribución del poder internacional para reflejar mejor los cambios que han tenido lugar en el mundo en los últimos años".

Una de las reformas propuestas por Italia es la de la ampliación del Consejo de Seguridad con la elección de nuevos miembros permanentes, aunque sin derecho a veto. La idea ha sido respaldada por numerosas naciones del Tercer Mundo y por otros países que consideran que el Consejo de Seguridad, el principal órgano ejecutivo de la organización, se ha convertido en una plataforma de las grandes potencias y en un obstáculo para la democratización de la ONU.

Cinco países -Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia, el Reino Unido y China- son miembros permanentes y con derecho a veto. El último ajuste hecho en ese organismo fue en 1963, cuando el número de miembros no permanentes fue elevado de cinco a diez.

"Desde ese año hasta hoy", dijo el ministro italiano en su discurso la pasada semana ante la Asamblea General, "el número de países miembros de la ONU aumentó en un 50% [actualmente son 166 países]; el Consejo de Seguridad debería haber crecido en la misma proporción". Italia es uno de los países aspirantes al puesto de miembro permanente del Consejo, aunque también son serios candidatos Alemania, Japón, Brasil, Egipto y Nigeria, es decir, las principales potencias regionales.

La posición española

La necesidad de reformar el Consejo de Seguridad es compartida por otros países, como España, que no aspiran a ser miembros permanentes, pero que estudian una fórmula para ampliar el organismo con miembros semipermanentes que ocuparían rotatoriamente determinados puestos en su seno. Pendiente de revisión queda también el papel de la Unión Soviética en el Consejo. "Si la URSS se divide y pierde su relevancia internacional, habría que decidir si debe seguir haciendo uso de su derecho de veto", opina un diplomático occidental.Otra reforma sustancial a debate en esta Asamblea es la estructura de la Secretaría General. Un grupo de 22 países desarrollados y en vías de desarrollo, entre los que se encuentra Estados Unidos, han presentado una propuesta no oficial en el que se menciona la necesidad de darle mayor dinamismo y eficacia a la figura del secretario general, obstaculizado ahora por una burocracia que lo encorseta excesivamente.

Ese grupo de países opina que hay que despolitizar el cargo y rodearlo de menos funcionarios nombrados por los Gobiernos y de más técnicos de la propia organización. Actualmente, el secretario tiene que despachar con casi medio centenar de asesores de distintos países antes de tomar una decisión. "Es irracional", dice la propuesta de los 22, "darle al secretario general una estructura que le dificulta su trabajo y que refleja problemas del pasado y no las realidades del presente".

En los últimos años el secretario general ha desarrollado un papel cada vez más importante en conflictos como los de Irán-Irak, Angola, Nicaragua, los rehenes de Líbano y, últimamente, El Salvador, pero su estructura es la misma y sus medios son menores que cuando se trataba de una figura casi decorativa. Hoy se le quiere dar al secretario general mayores responsabilidades en problemas como el mantenimiento de la paz, los derechos humanos, el medio ambiente, los refugiados y la asistencia humanitaria.

Los 12 países de la Comunidad Europea han presentado una propuesta en la que se incluyen, como nuevas atribuciones de la Secretaría General, la mejora de los sistemas para atender cualquier tipo de situación de emergencia -desde catástrofes naturales hasta los dramas derivados de una crisis política- y una medida audaz para el control del tráfico de armas: la elaboración de un registro internacional para consignar todas las transferencias de armas convencionales que se realicen entre países.

"Todos están de acuerdo en que hay que cambiar la Secretaría General", dice una fuente de la organización; "el problema es hasta qué punto hacerlo, cómo buscar el mecanismo aceptado por todos y cómo llevarlo a cabo sin que suponga una imposición para la persona que ocupe el cargo el año próximo". Javier Pérez de Cuéllar dejará su puesto el próximo mes de diciembre. Antes de esa fecha, la Asamblea, a propuesta del Consejo de Seguridad, debe elegir un sucesor.

Discursos para la galería

El tercer aspecto a reformar en la ONU es la propia Asamblea General. Diversas propuestas circulan estos días por los despachos de las Naciones Unidas sobre cómo transformar el órgano supremo de la organización, actualmente convertido en un foro de discursos para la galería. Las ideas más escuchadas en ese sentido son las de reducir el temario de la Asamblea -normalmente amplio y repetido cada año- y centrarlo en temas cruciales y de actualidad.La reforma pendiente afecta también a otras instancias de la ONU menos conocidas pero que ocupan tiempo y presupuesto de la organización. El Consejo de Administración Fiduciaria, por ejemplo, que fue creado en 1945 para la administración de ex colonias, se ha quedado hoy sin trabajo. Algunos países proponen que sea destinado a la vigilancia de los derechos humanos, y otros quieren que sea utilizado para la administración de los espacios internacionales.

Otro caso: el Consejo Económico y Social. Los países del Tercer Mundo trabajan para conseguir que tenga una mayor incidencia en los problemas del desarrollo. Las naciones más pobres, preocupadas por el riesgo de que toda la atención internacional se centre ahora en la recuperación de los países europeos ex comunistas, quieren asegurar que la ONU, a través al menos de uno de sus órganos, dedique su tiempo a la causa de los más olvidados de la tierra.

Toda esta agenda de reformas en las Naciones Unidas llevaría normalmente años. Pero varias fuentes confían en que hoy, al rebufo de las grandes transformaciones internacionales, pueda resolverse entre la actual Asamblea y la próxima.

Unos Estados mal pagadores

El edificio de las Naciones Unidas en Nueva York ha perdido el esplendor que exhibía cuando fue construido, en 1952. Su fachada y sus pasillos reflejan cierta decadencia. Miles de funcionarios llenan cada día sus bandejas en el restaurante autoservicio con la incertidumbre de si cobrarán el mes próximo. Decenas de países menores hablan en sus foros con la sensación de no ser escuchados, mientras las naciones poderosas hacen del derecho al veto una apisonadora en defensa de sus intereses.Ese edificio descuidado produce cada día decenas de discursos y miles de kilos de papel en comunicados y estudios, pero a la hora de la verdad nadie parece tener demasiado interés en la ONU. Como prueba, basta mencionar que el 31 de agosto pasado 108 países no habían pagado todavía su contribución anual. España, que es el noveno contribuyente, está al día con la ONU, pero Estados Unidos, que se hace cargo del 25% del presupuesto, debe 580 millones de dólares. Japón pagó sus 61 millones con seis meses de retraso, después de que el secretario general, Javier Pérez de Cuéllar, advirtiese que estaba a punto de declarar suspensión de pagos porque la organización atravesaba el peor momento económico de su historia. La posibilidad de llevar a cabo las reformas deseadas está también condicionada por la situación financiera de la organización. Todos quieren más actividad, pero no quieren gastar más dinero. Estados Unidos es partidario del crecimiento cero del presupuesto de la ONU, los países europeos quieren un crecimiento lo más bajo posible. Sólo los países del Tercer Mundo, que son los que menos pagan, piden más alegría en los gastos.

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