Qué queda del arsenal nuclear
Cualquier propuesta de desarme siempre ha de ser bienvenida, pero resta todavía demasiado por hacer como para dar por finiquitado el desarme nuclear norteamericano, formado por 19.000 cabezas nucleares. La medida unilateral más importante anunciada por el presidente Bush es, sin duda, la decisión de repatriar y destruir todas las cabezas nucleares de misiles de corto alcance. Esto significará que Estados Unidos retirará de Europa y posteriormente destruirá las 662 cabezas nucleares de los misiles Lance, de 125 kilómetros de alcance y potencial máximo de 100 kilotones, 600 de las cuales están situadas en territorio alemán, y el resto repartido en Holanda e Italia.La medida implica además que el resto de misiles Lance ER situados en territorio de Estados Unidos, con unas 650 cabezas nucleares, también habrían de ser destruidos, cancelándose definitivamente los programas de modernización de éstos. Sobre este armamento basado en tierra, restaría por negociar una disminución o eliminación de los 70 misiles Plutón franceses, de 120 kilómetros de alcance y una capacidad de 10 a 25 kilotones cada uno, y los 3.130 misiles Scud B, Frog y SS-21 de la URSS, de 300 kilómetros de alcance los primeros y 70 kilómetros el resto, que son los únicos que quedarán en suelo europeo. La propuesta norteamericana permitirá reducir el arsenal nuclear mundial de corto alcance en un 28%.
La segunda medida unilateral se refiere al desmantelamiento de las armas nucleares tácticas y la destrucción de parte de ellas. Afectará básicamente a la artillería de 155 y 203 milímetros con capacidad nuclear, de un alcance máximo de 30 kilómetros, con proyectiles de una potencia situada entre 0,1 y 12 kilotones. Estados Unidos dispone de 1.740 bombas de este tipo (W-33, W-48 y W-79), 900 de las cuales son para artillería de 155 milímetros. La práctica totalidad está situada en territorio europeo, especialmente en Alemania, y será retirada en breve plazo. La URSS dispone de unas 2.000 bombas de este tipo. Al no darse detalles del porcentaje de las armas nucleares tácticas norteamericanas que serán destruidas al retirarlas de Europa, tampoco es posible avanzar el porcentaje final de reducción, aunque probablemente alcance el 40% del stock mundial. La URSS tiene de nuevo la oportunidad de hacer posible que este porcentaje se eleve al 80% o al 100% en el futuro.
La propuesta Bush prevé igualmente la retirada, aunque no la destrucción, de los 350 misiles de crucero Tomahawk (W-80), un armamento de gran precisión, lanzado desde buques o submarinos. Estos misiles pueden tener un alcance de 2.500 kilómetros, y llevan una carga de 5 a 150 kilotones. También se ha anunciado la retirada de las bombas nucleares a bordo de portaaviones, lo que afectará a 1.350 bombas, con capacidades entre 20 kilotones y un megatón, transportadas por aviones A-6E, A-7E y F-18 de la US Navy o del cuerpo de marines, de un radio de acción situado entre 1.000 y 1.800 kilómetros. A partir de ahora, por tanto, los portaaviones norteamericanos navegaran desnuclearizados.
Alerta permanente
Otra medida decidida por Bush es la cancelación de la alerta permanente de los bombarderos estratégicos norteamericanos, que afectará a 268 aviones (B-1, B-52 y FB- 111), capaces de transportar 4.300 bombas nucleares. Aunque no se ha previsto la destrucción de este importantísimo potencial nuclear, que permanecerá intacto y almacenado en sus bases terrestres, la medida persigue crear confianza y disminuir los riesgos de accidente nuclear, ya que transportan ni más ni menos que 1.227 megatones de destrucción. La URSS se encuentra en clara desventaja en este terreno, al disponer de 106 aviones (TU-142 y TU-160) que transportan 974 bombas.También se ha previsto cancelar la alerta de todos los misiles intercontinentales cuya desactivación ya estaba prevista en los acuerdos START. La promesa de Bush es la de acelerar la destrucción de este armamento, una vez firmado el Tratado START. Se trata, de nuevo, de una medida de confianza.
Más s1gnIficativa es, en cambio, la oferta de negociar con la URSS la eliminación de todos los misiles balísticos intercontinentales (ICBM) de cabezas múltiples (MIRV). Esto permitirá en el futuro eliminar 2.055 cabezas nucleares norteamericanas (1.530 Minuteman III y 525 MX), con una potencia destructiva de 560 megatones) y 5.850 cabezas nucleares soviéticas (SS-11 / 3, SS- 17, SS- 18, SS- 19 y SS-24) con capacidad de 3.250 megatones, lo que supondría reducir en un 72% y un 93% el número de cabezas MIRV de EE UU y de la URSS, respectivamente, y eliminar 3.800 megatones de potencia destructiva. Si ambos países llegaran a un acuerdo sobre este punto, cada uno de ellos dispondría sólo de unos 450 misiles ICBM dotados de una sola ojiva nuclear, lo que sin duda constituiría el auténtico e histórico avance hacía la llamada disuasión mínima. Pero Bush sólo ofrece abandonar el plan de instalar sobre plataformas móviles los polémicos 50 misiles MX, cada uno con 10 cabezas nucleares, que podrían destruirse si la URSS desmantela algunos de sus SS-18 y SS-24.
En resumen, EE UU adopta la decisión unilateral de destruir como máximo unas 3.000 cabezas nucleares lo que significa el 15% de su arsenal nuclear. Para generar un mayor clima de confianza y seguridad, almacena otras 6.000 cabezas, casi un tercio de su arsenal, y ofrece negociar con la URSS la destrucción de otro 11% de su stock nuclear (los MIRV). Tanto las decisiones unilaterales como las propuestas hacia la URSS son importantes. Pero aun en caso de que estas negociaciones tengan éxito, tres cuartas partes del arsenal nuclear mundial quedarán todavía amenazando a la humanidad.
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