Por el buen nombre de las Naciones Unidas

El llamamiento de George Bush a la Asamblea General para que revoque su resolución de 1975, en la que se identifica el sionismo con el racismo, fue inmediatamente interpretado como un gesto de amistad hacia Israel en un momento por lo demás tenso en las relaciones entre EE UU e Israel ( ... ).Los Gobiernos árabes deberían estar particularmente dispuestos a tachar este texto odioso,y sobre todo aquellos que profesan ser paladines de los palestinos, en cuyo nombre aclamaron alegremente la resolución. Cualquier vacilación por su parte sólo debe considerarse como retrógrada y fuera de onda con respecto a las actuales y cada vez más exigentes normas del discurso internacional. Apoyar el mantenimiento de esa resolución en los libros no dejará de minar el suelo que compartieron EE UU y la mayoría de los Estados árabes durante la guerra del Golfo, una guerra en la que Israel estuvo del mismo lado que esos Estados árabes ( ... ). Sancionar la revocación es la contribucíón mínima al actual proceso de paz en Oriente Próximo que se puede esperar de los árabes. Sin embargo, no es en realidad Israel, como tampoco lo son sus viejos amigos o sus viejos adversarios, quien tiene mayor interés en la revocación. La verdadera víctima de esta afrenta intolerable a la íntima legitimidad de un Estado miembro fue la organización misma -la Asamblea General- de donde partió (...).

26 de septiembre