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Entrevista:

"La Iglesia de Argelia no es la del silencio"

Henri Teissier, de 62 años de edad, es desde hace tres el máximo responsable de la Iglesia católica en Argelia. Desempeña una misión difícil en un país eminentemente musulmán, agitado por la crisis económica, política y social, y crispado por la movilización permanente de una corriente integrista islámica considerada como una de las más fuertes del Magreb. A pesar de esta situación difícil, el arzobispo Teissier afirma con rotundidad que su comunidad religiosa no se esconde y que su Iglesia no es la del silencio.

Es domingo. Un día laborable en Argel. Monseñor Teissier, sentado en la silla tapizada de rojo frente a un inmenso óleo de san Jerónimo, ha empezado a musitar preocupado determinados consejos sobre la discreción y la cautela, como si prefiriera el mutismo y le molestara la presencia de un periodista.

Pregunta. ¿Con estos consejos quiere decir que ésta es una Iglesia del silencio?

Respuesta. Ésta no es la Iglesia del silencio, como las que existían en los países del este de Europa, tras el telón de acero. Muchos musulmanes vienen a vemos, a hablar con nosotros, a pesar de que somos una comunidad marginal, inmersos en una sociedad mayoritariamente islámica de cerca de 25 millones de habitantes. En nuestra Iglesia somos entre 25.000 y 30.000 personas. Publicamos con entera libertad nuestro boletín, pero asumimos ciertas reservas y sobre todo adoptamos una actitud discreta, ya que somos parte de una minoría social.

P. Pero, a pesar de estas discreciones y reservas, usted ha. hablado en estos últimos meses de una manera clara y directa. En primer lugar, con ocasión de la guerra del Golfo, en la que criticó a las fuerzas occidentales, y después, durante la revuelta islámica, en la que firmó un comunicado llamando a la paz civil y al diálogo. [Los obispos argelinos, además, pidieron anteayer la apertura de negociaciones directas entre los Palestinos y Estados Unidos].

R. Nos hemos alejado voluntariamente de determinados debates, como por ejemplo la discusión sobre las relaciones entre religión y Estado. No es nuestra misión intervenir en este tema. Pero este silencio no puede ser malinterpretado, ya que no está condicionado por una situación policial o de represión. A pesar de estas cautelas no hemos renunciado a intervenir en determinados temas. Sobre todo los referentes a las relaciones entre el Norte y el Sur, al cristianismo y al islam. Estamos directamente implicados en estas cuestiones. Somos originarios del Norte, pero solidarios con el Sur. En esta línea, y de manera clara, condenamos la intervención en Irak, y de forma menos precisa hicimos un llamamiento a la paz civil y al diálogo cuando las recientes revueltas de Argelia.

P. Algunos aseguran que incluso mantiene excelentes relaciones con la presidencia.

R. Decir que tenemos buenas relaciones con la presidencia de la República es mucho, porque somos un grupo pequeño. Tenemos relaciones amables y correctas. Con los responsables del Ministerio de Asuntos Religiosos las relaciones son mucho más estrechas y generalmente cordiales.

Dinero del Estado

P. Se dice que algunos sacerdotes cobran del Estado, de la misma manera que cobran los imames de las mezquitas.

R. Cobran del Estado exactamente 15 sacerdotes sobre un total de 200. Son los que trabajan con entera dedicación en su ministerio y es lógico que reciban esta subvención.

P. Pero hay una presión social, y fruto de esta presión es quizá la pintada que alguien ha hecho en el muro de su patio. ¿Usted sabe lo que dice?

R. Sí. Dice: "Argelia es una sociedad musulmana". Pero no creo que se haya escrito de manera intencionada en nuestro patio. Apareció hace 15 días con ocasión de los registros de la policía en las sedes del Frente Islámico de Salvación.

P. Se dice que la Iglesia católica en Argelia ha incrementado en los últimos meses su número de fieles.

R. No es exactamente esto. Desde octubre de 1988 nuestra situación ha evolucionado. Muchos musulmanes se interrogan y vienen aquí para conocer si existen otros grupos religiosos al margen del suyo. Fruto de este acercamiento es el debate público surgido hace algunos meses en la prensa argelina sobre nuestro papel y nuestra presencia. Algunos llegan incluso a interesarse seriamente por el Evangelio. Esta búsqueda forma parte de los interrogantes que la sociedad argelina se hace sobre sí misma.

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