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Tumultuoso estreno de la película de Isabel Pantoja

'El día que nací yo' se presentará a partir de hoy en toda España

Andrés Fernández Rubio

"Preciosa", "guapa", y "¡qué elegante eres!" fueron requiebros que recibió anoche en Madrid Isabel Pantoja a su llegada al cine donde se estrenó su segunda película, El día que nací yo. No era para menos, observando el ornamental vestido de raso negro con escote a caja, falda de seda salvaje, mangas afaroladas rojas y en el pelo una rama de romero. Centenares de personas la jalearon a las puertas del cine en una tumultuosa escena que iba directamente al corazón de la España cañí. "No se ha parado el tráfico, ni la Gran Vía. Se ha parado el mundo", decía un admirador incondicional.

A las 21.30, una hora antes de que comenzase la proyección, se empezaron a formar corrillos en el exterior del local, tras las vallas protectoras y bajo la tranquila supervisión de la policía municipal. El grupo fue creciendo y haciéndose compacto a medida que llegaban las primeras caras conocidas, y entró en acción poco después, con los aplausos dedicados al actor Arturo Fernández; aplausos y gritos para él periodista radiofónico Iñaki Gabilondo, y aplausos y gritos histéricos para el cantante e ídolo de la clase media Juan Pardo y para la periodista Encarna Sánchez, que entraron a la sala al mismo tiempo.Sólo unos minutos después se formó el gran atasco, con dos guardias de seguridad tratando de despejar el camino de manos y cuerpos mientras hacía su entrada triunfal la cantante folclórica Isabel Pantoja, de 35 años, viuda del torero Paquirri y con dos películas en su filmografía, Yo soy ésa, de Luis Sanz, y El día que nací yo, de Pedro Olea.

Aplausos y alaridos se confundieron con la luz de los flashes y el ajetreo, hasta que finalmente se paró el movimiento unos segundos para que la estrella posara, un lazo rosa ciñéndole la cintura sobre un vestido en el que confluían variados estilos: princesa Carolina, Barbie superstar y presentadora de Galavisión.

En el exterior, continuaban las manifestaciones populares y espontáneas de placer, fenómeno al que un experimentado cronista de este tipo de actos definió como "el marujerío". Así fue su diagnóstico: "Con respecto al estreno de la película del año anterior, Yo soy ésa, se observa esta noche el mismo marujerío a la entrada del cine, pero menos representación social en el interior, con la excepción de Cuqui Fierro, que es el perejil de todas las salsas, y la presencia, hay que reconocerlo, de muchos y variados representantes del mundo del espectáculo".

Isabel Pantoja plantó cara a las fotografías junto a Arturo Fernández y Pedro Olea. No todos los piropos fueron para ella. Una mujer en la cincuentena le decía emocionada a otra: "¿Has visto a Arturo cómo está? ¡Como un tren!". Arturo Fernández, compañero de reparto de la Pantoja en la película, había entrado a la sala dando besos a las señoras a diestro y siniestro. Traje negro cruzado, camisa blanca lisa, corbata azul a lunares y pañuelo en el ojal, ninguna mujer de España pensaría en otro para imaginarse a "un señor".

Pedro Olea estaba nervioso. El director de películas para minorías como Tormento y Un hombre llamado flor de otoño dijo que nunca había tenido un estreno parecido y añadió que no es su primera incursión en el "género de comedia melodramática con canciones". Menos nervioso parecía el cantante ex comunista Víctor Manuel, experimentado en estas lides ya que también fue el productor de la anterior película de la cantante folclórica.

Otros asistentes fueron: Ana Belén, Nacho Duato, Marujita Díaz, Miguel Narros, José Coronado y Paquita Rico.

El acomodador más veterano dijo: "Sí recuerdo un tumulto como el de hoy; el del anterior estreno de la Pantoja".

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