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El Gobierno y sectores eclesiásticos consideran injusta la critica del Papa a la sociedad española

El diagnóstico de Juan Pablo II sobre la sociedad española -invadida por el "neopaganismo" y amenazada por el divorcio, el aborto y la manipulación genética- ha sido considerado injusto por tres miembros del Gobierno -los titulares de Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero; Educación y Ciencia, Javier Solana, y Asuntos Sociales, Matilde Fernández- y por sectores eclesiásticos progresistas. Mientras, la oposición coincidió en líneas generales con el discurso pronunciado anteayer por Juan Pablo II ante los obispos de las provincias eclesiásticas de Valladolid y Valencia.

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La crisis de valores morales ocupó el eje central de las palabras del Pontífice, quien se refirió a la descristianización de España a causa del consumismo y de una existencia "vivida como si no hubiera Dios". Precisamente en esta última frase se basó la respuesta del ministro para las Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero. Éste recordó al teólogo holandés Hugo Grot, del siglo XVII, quien afirmó: "Debemos actuar como si Dios no existiera, lo cual no puede decirse sin grave blasfemia". Zapatero añadió que España es un país aconfesional. Los gobernantes, puntualizó el ministro, "deben tener en cuenta valores universales, compartidos por todos los ciudadanos al margen de sus convicciones religiosas".El titular de Educación, Javier Solana, declaró a Antena 3 que las palabras de Juan Pablo II "no describen a la sociedad española", a la que "casi se ha ofendido". "Quien haya dado al Papa los datos sobre la sociedad española no le ha hecho un buen servicio", añadió."Visión esquemática"

La ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fernández, aseguró: "Tanto desde posiciones confesionales como laicas nos estamos esforzando por construir un país tolerante, solidario y con valores importantes para trasladarlos a otras generaciones".

La Generalitat valenciana no tiene opinión oficial al respecto, según señaló ayer el subsecretarlo de su Presidencia, el socialista Joaquim Puig: "Nos parece muy bien que manifieste su opinión". En todo caso, señaló Puig, de las noticias recogidas en la prensa se deduce que el Pontífice "tiene una visión muy esquemática de la realidad española".

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Más preciso fue José María Aznar, presidente del PP, quien dijo: "Yo también hablo muchas veces de la necesidad de que en la sociedad española se produzca un rearme moral". Aznar agregó que, en cuanto a valcires morales, "la sociedad española en los últimos años ha sido dañada, y hablo", precisó, "desde una concepción profundamente liberal".

El coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita, fue más allá: "Lo que ha dicho el Papa acerca de la corrupción de la vida política, la falta de ideales y la visión hedonista del mundo es algo que ya está dicho por Izquierda Unida desde hace tiempo. Parece que Su Santidad ha leído los documentos de Izquierda Unida y nos congratula que sus fuentes de inspiración para hablar de España estén en los textos de IU, aunque desde un sesgo ideológico distinto", informa Efe. No obstante, Anguita matizó que esa convergencia con Juan Pablo II es en hablar de unos hechos "que el Sumo Pontífice atribuye a unas causas y nosotros a otras".

El portavoz adjunto de IU en el Congreso, Antonio Romero, indicó en cambio que lo expresado por Juan Pablo II es una opinión "muy reaccionaria". Romero agregó que el Papa "es más de derechas que don Pelayo", informa Servimedia.

Iñaki Anasagasti, portavoz del PNV, expresó: "Me ha llamado mucho la atención, porque parece que no viene a cuento y porque muestra que el Papa tiene sus fuentes de información en los sectores más conservadores del Episcopado. Me parece inquietante el alejamiento que muestra de la realidad".

Más críticos que los políticos se mostraron algunos teólogos, que ven en el discurso papal una extraordinaria coincidencia con el diagnóstico de la jerarquía episcopal española. "El análisis ve a la sociedad de forma negativa, mientras que no hay autocrítica eclesial; parece que se quiera ir hacia la neocristiandad", manifestó Casiano Floristán, profesor de teología. Para el teólogo Enrique Miret Magdalena "parece que se vuelva a la época de la condena del modernismo del siglo pasado".

Por su parte, la Conferencia Episcopal no se pronunció oficialmente ayer sobre las aseveraciones del Pontífice y se remitió a una reciente pastoral en la que criticaba en la sociedad española "una concepción de la vida de signo laicista". Fuentes cercanas al organismo citadas por Efe indicaron que las declaraciones del Papa serán analizadas por la Comisión Permanente del Episcopado en su reunión de hoy.

[Mientras, las raíces católicas de Cataluña y la necesidad de preservarlas para que no desaparezca la personalidad del pueblo catalán fueron los ejes sobre los que giró la homilía pronunciada ayer por el arzobispo de Barcelona, Ricard María Carles, en la solemne misa pontifical celebrada en la basílica dela Mercé].

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