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LAS NUEVAS MEDIDAS DE POLÍTICA ECONÓMICA

Solchaga consiguió el apoyo de casi todos los partidos para su política libera adora

JAVIER AYUSO El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, sorprendió ayer al Parlamento con un amplio paquete de medidas liberalizadoras para la economía y consiguió el apoyo explícito de todos los grupos parlamentarios, a excepción del de Izquierda Unida. El líder del Partido Popular, José María Aznar, se mostró favorable a las propuestas de Solchaga, pero evitó discutir sus planteamientos y optó por lanzar mensajes al presidente del Gobierne) (en viaje oficial a Alemania), en respuesta a su reciente intervención ante la cámaras de televisión. El debate en pleno se prolongó durante cerca de seis horas, en las que Solchaga estuvo sólo en el banco azul y con tan sólo 35 diputados socialistas en los 175 asientos del grupo. Eran llamativas las ausencias de José María Benegas y Alfonso Guerra, por el PSOE, y de Julio Anguita y Adolfo Suárez.

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Carlos Solchaga acudió ayer al Congreso de los Diputados, a requerimiento del Grupo Popular, para explicar el fracaso en las negociaciones del Pacto de Progreso con sindicatos y patronal. Sin embargo, cuando el Parlamento esperaba una intervención filosófica previa al debate de los Presupuestos Generales del Estado para 1992, el ministro sorprendió con el anuncio de un importante paquete de medidas liberalizadoras que afectan al sector financiero, comercio exterior, mercado del trabajo y al propio sistema administrativo. Solchaga justificó sus propuestas en el necesario "proceso de adaptación de España en la Europa del mercado único", y se alineó con los países comunitarios que más han avanzado en la política de liberalización (Gran Bretaña, Holanda y Alemania).

Reformas estructurales

Según el ministro, las medidas que avanzó ayer "deben entenderse dentro de la línea de actividad de los gobiernos socialistas en los últimos nueve años". Explicó que la política monetaria y fiscal se mantendrá según lo previsto para contener la inflación y luchar contra los desequilibrios de la economía, aunque añadió que es previsible que los tipos de interés sigan bajando en los próximos meses y que, por ahora, hay que renunciar a equilibrar las cuentas financieras del Estado en 1992,yorque no se puede rebajar los programas sociales, ni subir la presión fiscal.

Tras. insistir en la necesidad de mejorar la competitividad de la economía española y defender una vez más una política de rentas, Solchaga lanzó su paquete de reformas estructurales, que dividió en cuatro apartados: "Liberalización económica frente al exterior, desregulación interna, reforma de los mercados y fomento de la competitividad. Entrando en más detalle, el ministro anunció la libertad total de movimientos de capital antes de fin de año, la eliminación de aranceles comerciales para vídeos, componentes eléctricos y máquinas herramientas, entre otros 170 tipos de productos, la flexibilización de los contratos laborales, la supresión de las ordenanzas laborales, el reforzamiento de la formación profesional, el aumento de incentivos fiscales a la exportación y la investigación y el desarrollo, la liberalización de los transportes y las comunicaciones, y una política más rigurosa de defensa de la competencia. Carlos Solchaga habló durante 105 minutos y finalizó su intervención insistiendo en que la línea de la política económica del Gobierno es la adecuada "para unir nuestro destino económico a la CE". Por ello, pidió el apoyo de la cámara.

Críticas del PP

En el turno de intervenciones, José María Aznar, en vez de analizar las medidas propuestas por el ministro de Economía, dedicó prácticamente toda su intervención a descalificar la política económica del Gobierno y responder a algunos de los planteamientos esbozados por Felipe González el pasado lunes en TVE. El líder conservador dijo (sin mirar casi a Solchaga, sino a los bancos del grupo parlamentario popular), que "se han perdido los dos últimos años de forma lamentable", que "la situación económica española es cada vez peor", que "el Gobierno no tiene un horizonte económico claro y se gasta lo que no tiene en lo que no hace falta" y que la política económica es incoherente y ha perdido toda su credibilidad". Al final, y casi de pasada, Aznar afirmó que las medidas propuestas "no nos parecen mal, sino tardías e insuficientes" y pidió al Gobierno "una hora de eficacia para traer todos estos proyectos a la cámara".

Apoyo casi unánime

El resto de los grupos parlamentarios, con excepción del de Izquierda Unida, mostró su apoyo a las medidas liberalizadoras, aunque algunos líderes propusieron actuaciones adicionales para mejorar la competitividad de la economía española. Este fue el caso de Miguel Roca que, en nombre de Convergencia i Unió (CIU), presentó diez medidas concretas, aunque todas ellas se inscribían en los planteamientos actuales o recientes del Gobierno. El entendimiento entre Roca y Solchaga se hizo patente en los gestos afirmativos con la cabeza que se hacían uno y otro.

Por parte de Izquierda Unida, Ramón Espasa, criticó los planteamientos oficiales, calificando las medidas como "política neoliberal" y acusando al Gobierno de quedar aislado frente al resto de los grupos políticos. El ministro negó que su política fuera neoliberal ("la que va ser neoliberal es la de Moscú en un futuro", dijo), y la inscribió dentro de la filosofía socialdemócrata. Solchaga se mostró relajado en todo momento (hasta cuando Aznar le dijo en tono de broma que no se fiara de las alabanzas del presidente, "porque al vicepresidente le hizo lo mismo y ha acabado en el banco de atrás").

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