Niño de la Capea corta una oreja
Se celebró la reaparición en Salamanca de Niño de la Capea con un cartel casi igual al de aquella emotiva despedida de hace años, puesto que sólo Mora rompió aquel cartel que tuvo a Litri como testigo de la alternativa -de Ramos. Y se celebró con el corte de una oreja, la tercera que el matador consigue en esta temporada, a la que vino, según parece, para arrollar, aunque de momento los autores discrepen sobre qué es lo que se entiende en verdad por arrollar. La corrida tuvo dos partes en casi todo. En toros, por ejemplo, tuvimos los tres primeros terciados, pobres de cabeza, topón el primero, rebrincado y punteando el segundo... y el tercero que anduvo parejo en presentación con los anteriores, ya comenzó a mejorar un tanto, mostrando cierta movilidad en la muleta. Los tres últimos, lucieron más armamento, destacando por su fijeza el quinto y por su nobleza (sosaina, eso también) el cuarto.Niño de la Capea estuvo indudablemente voluntarioso con su primero, topón, muy corto de arrancada, quizá ahogándole la poca embestida que tenía a fuerza de meterse en el toro. Hubo enganchones pero una indudable voluntad de agradar. En el cuarto, astifino -y esto hay que señalarlo en los tiempos que corremos-, mejoró el nivel de su actuación. El toro no estaba sobrado de fuerza, como el resto de la corrida; era sosote, pero tenía un ir y venir dulce. El matador tiró materialmente del toro en algunos momentos haciendo que pasase por su cintura, pero en cambio también hicieron acto de presencia más enganchones de los deseables. Como contrapartida, un nuevo modelo de derechazo; el derechazo "del trole". Consiste en que el torero, al tiempo que enjarete la serie correspondiente, se agarre, y no se suelte, a una banderilla manteniéndola cual trole tranviario.
Buendía / Niño de la Capea, Mora, Ramos
Toros de Joaquín Buendía, pobres de cabeza los tres primeros, más armados los demás. Justos de poder, escasos de casta. Los más lucidos, 3º, 4º y 5º.Niño de la Capea: estocada desprendida (ovación con algunos pitos y saludos); estocada (oreja). Juan Mora: media desprendida, rueda de peones y estocada baja (aplausos); pinchazo, estocada corta baja y rueda de peones (oreja). José Luis Ramos: seis pinchazos y descabello (ovación y saludos); pinchazo, media, rueda de peones y tres descabellos (aplausos). Plaza de La Glorieta, 13 de septiembre. Segunda corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Juan Mora, estuvo aseado con su primero, un animal con tan poco nervio, que teniendo en la pala la pierna del torero, no tuvo ánimo, afortunadamente en este caso, para levantarlo del suelo e hizo maniobra para desasirse de la presa. En el quinto, lució su limpieza, trayéndose toreado el toro a base de adelantarle la muleta, puso estética y dejó un par de naturales de frente impecables. Luego, como es torero que sabe andarles a los toros, le hizo cosas con brevedad y gusto.
Lo de Ramos es ya para hacer novenas. Lo digo por su contumacia fallona a la hora de matar. Todo el mundo se echa a temblar, y más que ninguno el toro que prevé lo que se le viene encima, cada vez que el torero de Ciudad Rodrigo monta la espada. Y desgraciadamente, rara vez es infundado el temor. Así ha estropeado brillantes faenas. Ayer, por ejemplo, anduvo templado y con gusto en su primero, perdiendo la oreja por lo de siempre. La gente ya hurgaba en los bolsillos buscando el pañuelo, pero tuvo que emplear las manos sólo en aplaudirle. En el sexto, estuvo desigual.
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