Un brote de violencia mina la paz en Suráfrica

Al menos 57 personas resultaron muertas en enfrentamientos en las barriadas negras de Suráfrica a menos de una semana de la firma de un pacto de paz entre la mayoría negra y la minoría blanca de] país, previsto para el próximo sábado. El arzobispo Desmond Tutu hizo ayer un llamamiento a la paz en los barrios negros tras un sangriento fin de semana. Las organizaciones nacionalistas más representativas ratificaron ayer su apoyo al pacto. En la mañana de ayer, tres pasajeros negros fueron asesinados a tiros en un tren interurbano en la periferia -de Johanesburgo, mientras que otros 17 resultaron heridos al saltar de otro tren en movimiento por temor a un ataque terrorista.

Tutu, premio Nobel de la paz e importante dirigente de la mayoría negra, se plegó ayer a los sectores que consideran al nuevo brote de violencia destinado deliberadamente a hundir el pacto de paz interpartidario.Los informes policiales dan cuenta de por lo menos 54 muertos y 101 heridos, sólo e domingo, en los brotes de violencia en la periferia de Johanesburgo, corazón industrial mercantil del país. Los enfrentamientos comenzaron cuando tres hombres armados con fusiles de asalto tendieron una emboscada mortal a un grupo de simpatizantes del movimiento Inkatha, de base racial zulú, que se dirigían a un mitin en el barrio de Thokoza.

Ataque planificado

Estamos muy preocupados por las implicaciones de los ataques para la cumbre de la paz del sábado. Es muy posible que aquellos que planificaron los ataques pretendan hacer descarrilar la conferencia", dijo Tutu ayer en una declaración. "Hacemos un llamamiento a Thokoza y a las restantes Comunidades para que en los próximos días se abstengan de ejercer la violencia", añadió.El presidente de Suráfrica, Frederik de Klerk; el Congreso Nacional- Africano (CNA), de Nelson Mandela, y Mangosuthu Buthelezi, dirigente del movimiento Inkatha, de base zulú, acordaron un borrador de plan de paz diseñado para poner fin a los enfrentamientos entre fracciones rivales que se han cobrado más de 3.000 vidas en el pasado año. El ANC y el Inkatha, cuyos simpatizantes han sido los principales involucrados en los hechos de violencia, dijeron ayer que esperaban que el nuevo brote de violencia no impida la firma el sábado de un acuerdo final, pero los funcionarios mostraron su escepticismo acerca de esta posibilidad.

El juego de las suspicacias cruzadas llevó a las partes involucradas a temer que los interesados en sabotear el acuerdo de paz pretendan forzar la ruptura de las negociaciones.