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Alemania busca nuevos ingresos para pagar la unificación

El Gobierno de Bonn busca una fuente de ingresos adicional que le permita seguir cumpliendo las cuantiosas obligaciones financieras derivadas de la unificación, cuando el verano próximo deje de aplicarse la subida de impuestos decretada hace unos meses con este fin específico. Descartada, por razones políticas, la extensión de este paquete, que ha provocado un considerable aumento de la inflación, todo apunta a que el Gobierno del canciller Helmut Kohl aumentará en un punto el tipo medio del IVA y desearía que le siguiera la Comunidad Europea en pleno.El primero de enero de, 1993, el tipo medio del IVA se establecerá en toda la CE en un 15%. En Alemania es en la actualidad de un l4%, lo que supondría una subida de dos puntos.

Los recientes acontecimientos en la URSS han tenido un enorme impacto en el mundo económico y financiero alemán, poniendo en evidencia la envergadura de las inversiones de las firmas alemanas en la Unión Soviética, y, en general, el grado de envolvimiento de la nueva Alemania en el proceso de reforma económico soviético. El lunes 19 de agosto la Bolsa de Francfort sufrió una bajada de más de un 10%, viéndose especialmente afectadas las empresas constructoras y los bancos. El fracaso del golpe de Estado supuso una euforia delirante, recuperándose con creces este 10%.

Más ayuda

Pero también ha dejado claro que Moscú necesita ayuda económica adicional si se quiere que el proceso siga adelante y que Alemania ya no puede añadir ni un céntimo a lo que se ha comprometido a entregar a la URSS en compensación por la unificación y la recuperada soberanía.Basándose en estos acontecimientos, el Gobierno democristiano liberal de Bonn ha lanzado la idea de subir un punto más el IVA cuando el primero de enero de 1993 se establezca en la CE el tipo medio del 15% para todos los miembros. El portavoz de asuntos económicos de la CDU, Matthias Wissmann, así como el político liberal (FDP) Wolfgang Kubicki, los primeros que se han atrevido a hacer públicamente esta propuesta, sugieren que el dinero que se recaude se destine a financiar las ayudas a la Europa del Este y especialmente a la URSS. Wissmann es más concreto y pretende que sirva para pagar la renovación de las industrias de petróleo y gas natural de la URSS, de las que Alemania depende en gran medida, y mucho más aún cuando se reciclen los contaminantes sistemas de la ex RDA.

Las primeras reacciones han sido, aparentemente, contrarias. La propuesta ha sido descalificada por la oposición socialdemócrata, pero también por el ministro de Hacienda, el socialcristiano bávaro Theo Waigel, e incluso por el canciller Kohl. Sólo el ministro de Economía, el liberal Jurgen Möllemann, la ha acogido con agrado. A él se debe, aunque algo desnaturalizado, la reducción del gasto público y el recorte de las subvenciones. Con Móllemann apadrinándola, lo cierto es que la pelota del aumento del IVA va a seguir dando mucho juego.

El aumento de la inflación hasta un 4,4% interanual en julio, provocado por el paquete impositivo y por la inmediata reacción sindical al negociar aumentos (le hasta un 10%, parece dar la razón al ya ex presidente del Bundesbank, Karl Otto Pöhl, que el día de su despedida se quejó de que "los alemanes no están dispuestos a pagar el precio de la unificación".

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