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Tabori reivindica en Sevilla el carácter festivo del teatro

George Tabori, el autor, formador de actores y director de teatro de origen húngaro llegó ayer a Sevilla, donde dirigirá El Gran Inquisidor, pieza que clausurará la programación del Teatro Central para la Exposición Universal gracias a la coproducción de la Sociedad Estatal para la Expo 92 y el Centro Andaluz de Teatro. "El eterno estudiante", como lo defininió Bertolt Brecht, lamentó la pérdida en los últimos 50 años del "carácter festivo del teatro" y reivindicó la importancia del contenido de las obras por encima de la belleza de la escenificación.Tabori aseguró: "El teatro es un comunión festiva única, irrepetible e irreproducible, como un riñón o un ojo". El director húngaro criticó las actuales tendencias escénicas por el papel secundario que conceden al contenido de las obras. "Hoy se ofrecen grandes espectáculos, pero los contenidos se están tratando de forma superficial, casi inexistentes; pero esto va a cambiar porque estamos viviendo un momento histórico en el que hay que plantearse muchísimas cuestiones" sentenció este dramaturgo en defensa del compromiso "ético, moral y político" del teatro.

El Gran Inquisidor, obra que será escenificada por un reparto de actores españoles, será "un libro ruso"; así la definió el propio Tabori, que consideró prematuro hablar de su contenido: "Siempre se tiene un concepto, pero éste se transforma continuamente", aseguró.

Tabori adelantó, sin embargo, que se trata de un montaje teatral basado en en la novela de Fedor Dostolevski Los hermanos Karamazov, en la que se hace referencia al gran inquisidor de Sevilla. "La obra parte del diálogo de los hermanos, y desde ahí la iré desarrollando a lo largo de los ensayos".

Matar a un niño

Su temática planteará los mismos interrogantes que ya formuló el novelista ruso "¿matarías a un niño para salvar al mundo?" y "¿qué pasa con una utopía que la humanidad trata de poner en práctica?". Tabori contesta a estos interrogantes sin resolver con la respuesta que daría el gran Inquisidor si le preguntaran sobre la visita del propio Jesucristo a Sevilla: "Mejor que no aparezca y me revolucione el gallinero" sonrió emulando al personaje.

"Ésta metáfora naif puede aplicarse a la Rusia actual: ¿qué hubiese pasado si en la época de Stalin hubiera aparecido el joven Marx?... Lo hubieran encarcelado" aseguro Tabori con gesto de evidencia.

Este autor podría novelar su apasionante vida. Tras pasar seis anos como corresponsal para periódicos húngaros y suecos, ingresó en los servicios secretos del Ejército británico en la II Guerra Mundial, durante la cual asesinaron a su padre en el campo de concentración de Auschwitz Conoció a los míticos Charles Chaplin y Greta Garbo, y trabajó con Elia Kazan, Thomas Mann, y Alfred Hitchcok, del que criticó su postura apolítica, "aunque era un gran anfitrión".

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