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Tribuna
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La casa

Manuel Vicent

Conocí la casa tal como era entonces. En el jardín aún crecía una colección de plantas mediterráneas catalogadas según sus virtudes medicinales y aromas para infusiones, que inició en el siglo pasado un fraile de la familia llamado Tomasón. Tenía una huerta donde se daban las verduras del tiempo, y en la cancha de tenis, cuya red había desaparecido, los hijos progresistas en los años setenta jugaban a la petanca, no lejos de una pérgola derruida bajo la parra virgen. Entre los pinos había hamacas y columpios rotos. Allí los amigos hablaban de política. Aunque eran gente de la burguesía local con alguna incrustación aristocrática, ellos firmaban todos los panfletos contra el imperialismo norteamericano, y se hubieran dejado matar antes de manifestar una opinión en contra de la Unión Soviética. Creían que el mundo caminaba hacia el socialismo. Una criada rubia con cofia servía la mesa y la casa tenía una torreta caída, salones con muebles antiguos desvencijados, un piano de cola desafinado y una biblioteca con sillones raídos, pero, de pronto, en la galería que se abría al mar las mecedoras blancas un día habían dejado de crujir y los habitantes de la casa desaparecieron. Ayer los nuevos dueños dieron una fiesta. La casa estaba toda forrada de mármol veteado en rosa, y los invitados, haciendo sonar las pulseras de oro, penetraron en el antiguo jardín, que ahora se había convertido en un terrible juego de luces rojas y verdes para simular un ambiente tropical alrededor de una piscina olímpica. Había un sauce llorón con centenares de langostas, cigalas y bogavantes engarzados en sus ramas, que despedían un gran fulgor al ser iluminados por los focos, y eso sólo era una parte mínima del bufé. Estos nuevos seres con camisas de seda y cadenas con cristos de Dalí sobre las pechugas requemadas brindaban ayer por la caída del comunismo en el mundo, y con la boca llena de marisco felicitaban a los dueños por el esplendor moderno que le habían dado a esa vieja mansión adquirida a precio de ganga.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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