Felipe González advierte que el golpe puede servir de "vacuna", pero también de ensayo"
"Hoy me parece un muy buen día para todos los demócratas en el mundo, y al mismo tiempo, un día aciago para los dictadores que todavía quedan, ésos que se felicitaban del éxito del golpe de Estado en la Unión Soviética y que no han conseguido su propósito". Sin ningún preámbulo, Felipe González resumió ayer con estas palabras, y ostensible euforia, la alegría del Gobierno español por el fracaso de los golpistas soviéticos. No obstante, el líder socialista advirtió que la experiencia puede servir de vacuna si a partir de ahora se consigue una estabilidad política en la URSS, o de ensayo para otra aventura involucionista.
González deslizó así el mensaje de que los principales dirigentes soviéticos, Mijaíl Gorbachov y Borís Yeltsin, deben orillar sus discrepancias y aunar esfuerzos a favor de la perestroika, único modo de pacificar las tensiones políticas y de generar confianza en los inversores extranjeros. Una invitación al consenso en la que no escatimó elogios a la "valentía" de Yeltsin, quien ha engrandecido su figura, pero del que dejó constancia de su "gran estima personal" por Gorbachov, un líder con "un temple y un coraje político dignos de admiración".Pero si la estabilidad política no se produce, advirtió, el riesgo de que este golpe se convierta en un ensayo no es desdeñable.
El presidente del Gobierno hizo un implícito llamamiento al realismo a las autoridades soviéticas al señalar que "lo fundamental desde el punto de vista de la ayuda económica son los flujos de inversión privada". La dimensión de la economía soviética, recordó, hace casi imposible que se note el dinero que puedan aportar los sectores públicos de los países occidentales.
González señaló que es imprescindible el avance en la reforma del sistema económico de la URSS, pero subrayó que la intentona golpista debe servir para tranquilizar los ánimos de quienes mostraban prisa por acelerar ese avance. Los cambios, cuando existen resistencias tan fuertes, deben realizarse con el mayor consenso político y social, señaló.
En relación con el crédito de 150.000 millones de pesetas que España concedió a la URSS en octubre de 1990, durante la visita de Mijaíl Gorbachov, el presidente indicó que existe una cláusula que permitiría congelar su pago si triunfara otro golpe de Estado. Una vez que ha fracasado éste, González es partidario de mantener una atención especial a los acontecimientos en la URSS y de mostrar una mayor solidaridad y comunicación tanto con la Unión Soviética como con los países del Este.
Más apoyo al Este
Tras las llamadas de agradecimiento del Gobierno polaco por la rápida y firme oposición española al golpe, González invocó el interés de los países del Este en participar de forma más plena en la Europa comunitaria. Uno de los riesgos de la intentona golpista era la incertidumbre sobre un posible regreso a la política intervencionista soviética, aunque ésta no fuera una amenaza inmediata.González destacó la enorme influencia de la presión internacional, rápida y firme. Una influencia que siempre es mayor de lo que pueda parecer y que, por otra parte, no suele olvidar quien ha defendido la democracia. Fuera ya de la conferencia de prensa y en una conversación informal con los periodistas, el líder socialista comentó que él no olvidé, tras el 23-F, la declaración del secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, de que el asalto al Parlamento era un "asunto interno" de los españoles.
El presidente del Gobierno relató que había hablado poco antes con Yeltsin, quien le había informado de la detención de casi todos los integrantes del Comité de Emergencia, así como del procesamiento del vicepresidente, Guennadi Yanáyev. Yeltsin le expresó su agradecimiento por la actitud del Gobierno español y por los mensajes que le habían enviado el propio González y el rey Juan Carlos. En la noche del jueves, el jefe del Ejecutivo le dirigió una carta, al igual que a Gorbachov, en la que les felicitaba por el restablecimiento del proceso democrático y elogiaba la determinación con que ambos se habían comportado.
González trasmitió en concreto a Gorbachov su "alegría personal y la satisfacción del Gobierno español por la reanudación de sus funciones como presidente de la URSS y por el restablecimiento de la legalidad constitucional en la Unión.
Telegramas del Rey
Mientras, el Rey expresó a Gorbachov, en nombre suyo, de la Reina y del pueblo español "la alegría que sentimos al verle de nuevo, tras estos días de sufrimiento personal y de su familia, en el ejercicio de sus funciones constitucionales"". Don Juan Carlos transmitió a Borís Yeltsin con otro telegrama su reconocimiento "por su actitud en detensa de la democracia y del orden constitucional de la Unión".González relató inmediatamente la conversación con Yeltsin al Rey, con quien había mantenido asimismo contacto en la tarde y la noche del pasado miércoles. El jefe del Ejecutivo destacó que a lo largo de toda la crisis Don Juan Carlos y él han permanecido en estrecha comunicación.
Tras la conferencia de prensa en el palacio de la Moncloa, González regresó al Coto de Doñana (Huelva) para reanudar sus vacaciones. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la CE, prevista para hoy en La Haya, quedó suspendida ayer, al igual que la reunión de la Internacional Socialista.
De otro lado, el PSOE decidió ayer que el secretario de Organización del partido, Txiki Benegas, y el portavoz en el Congreso, Eduardo Martín Toval, sean sus representantes en la delegación del Parlamento español que probablemente viajará a Moscú para apoyar la consolidación de la perestroika.
Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, comparecerá el 3 de septiembre en el Senado para explicar los detalles de la crisis soviética y la posición del Gobierno español, según informó a Efe el presidente de la Cámara Alta, Juan José Laborda.
"¡Que se ponga aunque tenga gripe, coño!"
Relajado, alegre por la rápida restitución de Mijaíl Gorbachov en la presidencia de la URSS y en una breve conversación informal con los periodistas, al aire libre, Felipe González relató con cierto desparpajo una de sus conversaciones con el presidente de los Estados Unidos, George Bush. González desveló que le había insistido a Bush sobre la presión que podía suponer para los golpistas recibir insistentes peticiones de hablar con Gorbachov. "Le dije que él, que dispone de un teléfono rojo, podía hacer eso mejor que nadie, porque bastaba con que descolgara el auriculair. Pero también dije que todos debíamos exigir contactar con Gorbachov. Y si dicen que está enfermo, es igual. ¿Que tiene gripe? ¡Pues que se ponga con gripe, coño!". A continuación interrogó, o más bien exclamó a los periodistas: "Estarán desenchufados esos aparatos..."Felipe González opinó que en estos momentos ya no es tan necesaria la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordoñez, ante la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados, si bien aceptó que se mantengas¡ lo desean los grupos parlamenta.rios. "Puede ser interesante porque hay datos muy bonitos que ahora se pueden contar. Algunos explotan ahora el éxito cuando no han tenido una actitud tan clara", apostilló engimáticamente.
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